Por: José Antonio
Esa es la pregunta que esta noche se harán millones de niños en todo el orbe católico. Esta noche, Melchor, Gaspar y Baltasar, como hacen cada día 6 de enero desde el día del nacimiento de Jesucristo, traerán la ilusión a niños y mayores a través de los regalos más esperados.
Con todas las reticencias del mundo desde un punto de vista histórico, hay que decir que los Reyes Magos se encuentran en Colonia, en un relicario sito en la catedral gótica de la ciudad alemana.
Los restos de los tres reyes de Oriente que, según el Nuevo Testamento, ofrecieron oro, incienso y mirra a Jesús en la cueva de Belén donde nació, fueron traídas desde Milán por el emperador del Sacro Imperio Federico Barbarroja en 1164, entregándoselas al obispo de dicha ciudad, creándose una corriente de peregrinos hacia Colonia.
Pero tuvieron un viaje muy tortuoso, como todas las reliquias veneradas por los cristianos. A principios del siglo IV, Helena, la madre del emperador Constantino, gran descubridora de reliquias de Jesús (las encontró casi todas, por eso es la patrona de los arqueólogos), se preocupó de que los restos de los Reyes Magos fueran reunidos y trasladados desde Persia a Constantinopla, donde fueron puestos en un gran sarcófago de granito.
En el siglo V el obispo de Milán, Eustorgio, fue a presentar sus credenciales al emperador a Constantinopla y éste le regaló las reliquias que fueron trasladadas a Milán en un gran carro tirado por bueyes. Cuenta la leyenda que una estrella guiaba los pasos de Eustorgio y de las reliquias, la misma estrella que guió a los Reyes Magos a Belén. Al pasar por los Balcanes, la carreta fue atacada por un lobo hambriento que mató a uno de los bueyes. Un solo buey no podía con el sarcófago de granito, así que Eustorgio domeñó al lobo, le puso la yunta y entró en Milán con un carro tirado por un buey y por un lobo.
Ya en el siglo XII Milán fue arrasada por Federico Barbarroja y las reliquias fueron trasladadas a Colonia, como se comentó anteriormente. Según cuenta la leyenda, en Milán los tres Reyes Magos estaban separados en tres sarcófagos diferentes. Los germanos, menos delicados y más prácticos que los italianos para algunas cosas, los juntaron todos, que es como se encuentran actualmente en el relicario de Colonia.
El relicario fue abierto a mediados del siglo XIX y allí se encontraron los huesos de tres personas, además de vendas y restos de resinas aromáticas.
Pero, como en todo lo que rodea las tradiciones bíblicas, surge la duda. ¿Existieron realmente los Reyes Magos o son sólo una figura metafórica que representa la sumisión de los reyes terrenales al poder divino de Jesús? Marco Polo afirmó que en sus viajes vio las tumbas de los Magos de Oriente en Persia.
Todo un enigma histórico envuelve las figuras de Melchor, Gaspar y Baltasar. Todo lo que conocemos actualmente se debe más a la leyenda o la tradición que a hechos reales. Las únicas referencias que se tiene de ellos están en el Nuevo Testamento y en los Evangelios Apócrifos y en ninguno de ellos los califican de reyes. Eran más bien sacerdotes, astrónomos o astrólogos, dado que la palabra “sabios” del Evangelio de San Mateo es derivada del griego “magoi”. De ahí que la tradición los convirtiera en los Reyes Magos.
La leyenda de los Reyes Magos nació en el siglo IV. Se encuentra en el Opus Imperfectum in Mathaeum, redactado por un escriba cristiano iraní. En la leyenda los reyes tienen cada uno un reino y esperan una estrella en el cielo cuyo significado conocen. De vuelta a sus reinos tras la adoración a Jesús, viven una vida concorde a la religión cristiana, religión que aún no había sido constituida.
En el siglo V el Papa San León habla de ellos como personajes históricos y fija su número en tres (número de la perfección tan presente en la numerología cristiana). Un siglo más tarde comienza a generalizarse la iconografía de los magos: dos con barba y uno sin ella, y en el siglo IX se les pone nombre: Bithisarea, Melichior y Gathaspa y se les pone una edad que corresponde con las tres edades del hombre adulto: anciano, mediana edad, joven. En el siglo XIV se les pone raza. Aunque en las leyendas anteriores se mencionaba que eran provenientes de Persia, en este siglo se quiere “globalizar” sus figuras haciéndoles representantes también de las razas humanas admitidas en la Antigüedad, las tres razas de los hijos de Noé: Sem, Jafet y Cam, montándolos en animales representativos de dichas razas.