El 28 de Mayo de 1952 se produjo en Madrid uno de los mayores accidentes, sino el peor, que ha habido en toda la historia el transporte madrileño. Era de noche cuando el tranvía numero 31 que cubría regularmente la línea Plaza Mayor-Carabanchel descarriló en medio del Puente de Toledo, y tras romper el pretil de seguridad se despeñó 10 metros, en caída libre, sobre el barranco del Manzanares.
Se sabe que el tranvía iba hasta los topes, con personas agarradas incluso a las barras exteriores, por lo que el numero de muertos y contusionados en el accidente fue bastante grande, en total 15 muertos (el conductor Manuel Martínez Ruiz y 14 pasajeros) más 112 heridos en el desprendimiento. La tragedia puedo haber sido mayor de no haber sido porque mucho de los pasajeros viendo lo que iba a pasar se arrojaron a la vía pública produciéndose unos pocos arañazos y hematomas de poca consideración.
En cuanto se tranquilizó la situación las autoridades competentes averiguaron que el tranvía ya estaba averiado desde el mismo momento en que había salido de la cabecera y que el mal estado de las vías en la zona del suceso había dado como resultado un buen numero de muertos en el accidente más grave que ha tenido el transporte de la capital.