Durante la Guerra de Sucesión española (1701-1713/15) la ciudad de Játiva estuvo desde el principio a favor del pretendiente de la Casa de Austria el Archiduque don Carlos, lo que le costó varios asedios de las tropas borbónicas al mando de D’Asfeld que conllevó el saqueo de la casas, la expulsión de la gente y el incendió de toda la ciudad en represalia por haber defendido el bando perdedor y haber resistido numantinamente a las tropas de Felipe V. Aunque el fuego duró unos ocho días quedando gran parte de la urbe destruida y en ruinas (actualmente a los habitantes de Játiva también se les conoce como socarrats “chamuscados”) esta no fue la mayor humillación que tuvieron que soportar los setabenses sino el ver desmembramiento de su antigua gobernación, la perdida de funciones civiles y la negación como ciudad histórica al ser sustituido su nombre original por el de Colonia Nueva de San Phelipe o San Felipe. Este odio hacia Felipe V ha hecho que desde mediados del siglo pasado, este colgado un retrato suyo, pintado por Joseph Amorós, boca abajo en el Museo de Bellas Artes de la Ciudad de Játiva.