Primeramente hay que decir que éstos no eran ningún tipo de helado oriental, sino un grupo de tropas locales que los distintitos ejércitos utilizaban para hostigar al enemigo y derrotarlo. Aunque destacaron durante toda la Edad Media luchando como mercenarios en distintos bandos, estos fieros guerreros, fueran turcos cristianizados como sirios o armenios, fueron utilizados sobre todo por los templarios para eliminar la amenaza que representaban los arqueros musulmanes a la vez que para neutralizar la velocidad de la caballería ismaelita, pues servían esencialmente como caballería auxiliar armados de potentes arcos y también como segunda línea de carga al ser más veloces que los caballeros cristianos que iban lastrados por sus pesadas armaduras.
Estas tropas mercenarias respondían solamente ante un jefe llamado Turcopolier el cual se encargaba de dirigirlos en la batalla, organizarlos en el campamento y reclutarlos en los pueblos más cercanos.