¿Sabías qué para
griegos y romanos el ciprés simbolizaba
la bienvenida? Es por ello que les gustaba tener plantados este árbol a los
lados de sus fincas rurales para, de esta manera, saludar a los viajeros que
llegaban. En cambio, tiempo después, con la llegada del cristianismo, se, valga
la redundancia, cristianizó este símbolo al llevarse los cipreses a los
cementerios, siendo desde ese momento los encargados de dar la bienvenida a los
difuntos que parten hacia el más allá.