¡Qué
coincidencia que a Franco le tocara la quiniela! Demasiado sospechoso ¿no?
Permítanme que me remonte al principio. A los españoles siempre nos ha gustado
mucho el juego, desde la obsesión por la desencuadernada (es decir la baraja de cartas) en la época de
los Austrias; pasando por la creación de la Lotería Nacional en tiempos de
Carlos III; hasta la implantación de la quiniela el 17 de Septiembre de 1946.
Pues bien, el 26 de Mayo de 1967 el Caudillo, al que también le gustaban los
juegos de azar, rellenó un boleto de doce apuestas que costaba 24 pesetas y que
¡sorpresa! fue agraciado con 900.000 pesetas. Aun así este premio lo tuvo que
compartir con otras nueve personas que también habían obtenido el pleno. Como
no se atrevía a cobrarlo en persona, ya que sería muy sonado ver a Franco
entrando en una casa de quinielas, mandó a su ayudante Carmelo Moscardó a
recoger el premio. Como curiosidad el boleto lo conservó enmarcado en el
Patronato Nacional de Apuestas Mutuas.