Cuentan las
crónicas que un día presentaron a José Ortega y Gasset al torero Rafael Guerra
Bejarano, alias “El Guerra”, quien entonces era un muy famoso cosechando
triunfos tanto en las plazas de toros de España como de América. Se dice que el
diestro preguntó a Ortega y Gasset lo siguiente: Y usted ¿a que se dedica?. El filósofo con toda naturalidad le
aclaró que se dedicaba a pensar. Aquella respuesta desconcertó a Rafael Guerra
que pasando del desconcierto a la risa no se le ocurrió otra cosa que decir:
Desde luego, ¡hay gente pa tó!.