En ningún momento (la masonería) tuvo
fuerza, autoridad ni intervención en los negocios del Estado. (Diego
Martínez Barrio)
La Masonería.
Uno de los temas que más tinta ha hecho correr desde hace siglos. ¿Quiénes se
esconden detrás de esta organización? ¿Qué poderes ostentan las logias?
¿Gobiernan el mundo a la sombra de otros gobiernos? Cientos de preguntas son
las que cualquier persona que tenga algo de curiosidad histórica se ha hecho desde
siempre. Unos se las han reformulado de manera prudente, apoyándose en datos empíricos,
rebuscando en archivos y bibliotecas, hallando de manera mesurada los
principios de que rigen a la masonería. Mientras que otros han dejado volar su
imaginación apoyándose en datos subjetivos, poco analizados e infectados por
siglos de superchería barata, contaminando de este modo a la sociedad con
ensayos poco creíbles y con bestsellers, que, aunque vendan mucho, no se
acercan un ápice a la verdad. Aun así, es triste reconocer que esta segunda
tendencia es la que desgraciadamente impera en nuestras librerías haciendo que
los títulos excéntricos y páginas alocadas ahoguen verdaderos estudios sobre la
masonería. Menos mal que todavía quedan escritores que saben dar luz y taquígrafos
a este tema sacando de vez en cuando algún trabajo que vale la pena leer. Este
es el caso del libro Jefes de Gobierno
Masones. España 1868 -1936 escrito por el eminente profesor José Antonio
Ferrer Benimeli, auténtico especialista en la masonería, y editado por la
Esfera de los Libros. (Sigue)
Este libro de
Benimeli trata esencialmente de los diez presidentes de gobierno que han
pertenecido a la masonería desde la Revolución de 1868 “La Gloriosa”, empezando
con Juan Prim, y terminando con la Segunda República (1931-1939), en el que la
nomina de políticos masones fue mayor. En torno al tiempo y al espacio que
ocupa este libro podemos establecer dos bloques bastante grandes y alejados en
el tiempo. Por un lado los presidentes que hubo en el Sexenio Democrático
(1868-1874) y parte de la Restauración, y los de la República que acaba en la
Guerra Civil. Son los dos grandes momentos de la masonería española. En el
primero destaca que los dirigentes masones y la masonería llegan al poder tras
el destronamiento de Isabel II, haciendo que esta “organización” pase de ser
invisible y secreta a visible a todo el mundo. ¿Qué produjo que la masonería
llegara a las altas esferas? Esencialmente las causas fueron que tras La
Gloriosa se permitió, consagrada en la Constitución de 1869, la libertad de
reunión, asociación y una mayor apertura en el mundo periodístico. En este
bloque del siglo XIX destacan por tanto los cuatro primeros Jefes de Gobierno
Masones, a saber: Juan Prim, Práxedes Sagasta, Manuel Ruiz Zorrila y Segismundo
Moret. Aun así no todos ellos fueron masones convencidos pues la pertenencia de
Manuel Ruiz Zorrilla tal vez fue usada por éste para escalar en el ámbito político,
mientras que todavía existen serias dudas sobre la relación de Prim y Sagasta a
la masonería ya que no están claras las fechas de entrada. El único consecuente
con su condición de masón será por tanto Segismundo Moret.
Pasado el
tiempo, el siguiente gran momento de la masonería hay que buscarlo en la
Segunda República. De nuevo, el derrocamiento de un rey, en este caso Alfonso
XIII, propicia la entrada de éstos en el gobierno. Hay que constatar que en las
Cortes de 1931 a 1933 el número de masones fue bastante elevado ya que por
ejemplo de los 458 diputados que había, 183 lo eran, es decir 39% del
hemiciclo. Esto no quiere decir que oscuros poderes se cernieran sobre la política
española, sino que muchos de ellos ostentaban tal condición aunque la mayoría
anteponían sus ideas políticas a las ideas masonas. Como si solamente fueran
integrantes de un club. Aun así, asegura Ferrer Benimeli todavía es difícil
separar la importancia de la masonería en el funcionamiento del gobierno.
Curiosamente quienes le dan más importancia son sus detractores o apologistas
mientras que solamente los que lo ven como un complemento inicuo son todos los
que la defienden a todo trance. A mi modo de ver, y tras leer el libro esta
organización no dominó la política en el siglo XIX ni en la República pues a
los diputados que tenían esta condición les importaba más el partido y sus
ideas políticas.
En concreto, en
el último periodo de este ensayo destaca la labor de seis jefes de gobierno
masón. Seis de los once miembros del Gobierno Provisional: Manuel Azaña,
Alejandro Lerroux, Diego Martínez Barrios, Ricardo Samper, Manuel Portela
Valladares, y Santiago Casares Quiroga. Pero aunque todos ellos fueron masones
sus divisiones ideológicas o su condición de tibios hacen que la importancia de
la política imperara por encima de la masonería. Les pongo unos ejemplos:
Manuel Azaña, solamente fue una vez a una sesión de iniciación y no volvió
debido a que quedó desencantado; Lerroux en cambio utilizó a la masonería
solamente para escalar puestos en la política, es decir que se aprovechó de esa
condición. En el mundo de la masonería se le considera un “durmiente” es decir
una persona que abandona temporalmente su condición y vuelve a serlo tiempo después.
A Ricardo Samper y Manuel Portela se les considera masones tibios, anecdóticos,
mientras que a Casares Quiroga acabaron expulsándolo. El único coherente con su
condición de masón, fue por tanto Diego Martínez Barrios que llegó incluso a
ser Gran Maestre del Oriente Español. ¿Qué ganaron estos políticos con ser
masones? Solamente consecuencias negativas ya que la España Nacional, la
ganadora de la cruenta Guerra Civil
(1936-1939) rodeó a esta grupo de una leyenda conocida como la Anti
España. En estos jefe de gobierno masones sus detractores concentraron todos
los males del país. Por ejemplo a Azaña lo convirtieron en el proto masón, dibujándolo
con cuernos y rabo de Lucifer, y eso que solo había ido a una sesión. La
persecución fue cruenta, llevando a la mayoría de ellos al paredón.
Jefes de Gobierno Masones. España 1868-1936,
de Ferrer Benimeli, no es solamente un recorrido riguroso y emocionante por las
vidas de estos personajes, sino que analiza de forma detallada todo elemento masón
que había alrededor de estos políticos, a la vez que desmitifica muchos mitos
de la masonería española, como la supuesta fundación de esta organización por
parte del Duque de Aranda; que Francisco Pi i Margall era masón; que el odio de
Franco hacia los masones viene debida a que se le había negado su entrada en la
logia Lukus de Larache en 1925; y sobre todo analiza los falsos motivos por los
que la gente cree que en torno a la masonería existen poderes ocultos para
conseguir el poder total. En verdad nos encontramos con un libro redondo en el
que el autor desliga, como buen cirujano, la influencia de la masonería en el
gobierno y analiza la historia de este movimiento en un periodo apasionante de
nuestra historia.