Según parece en
el siglo XI la ciudad inglesa de Coventry estaba condenada a pagar unos
impuestos abusivos al conde Leofric. La gente vivía en la miseria y muchos
morían de hambre. Parece ser que la esposa del conde Lady Godiva, apenada al
ver como mal vivían aquellas gentes, propuso a su marido que bajara un poco los
impuestos. El conde, riéndose de aquella propuesta que consideraba ingenua por
haberla propuesto su mujer, le dijo que solo cedería si ella cruzaba la ciudad
desnuda y montada a caballo. Y así lo hizo, con la única condición de que los
habitantes de Coventry cerraran las ventanas y nadie la viera como Dios la
trajo al mundo. Actualmente en aquella ciudad existe una estatua en honor a su
salvadora.