Ha habido casos
en que los grandes artistas han hallado la inspiración en quién menos lo esperan.
Y si no que se lo digan a dos de los grandes músicos de la Historia como son Domenico
Scarlatti (1685 – 1757) y Frédéric Chopin (1810 – 1849). Se dice que el primero,
un día que estaba poco iluminado pues no conseguía crear una buena composición
fue visitado por un gato el cual sin ningún respeto a la autoridad se subió a
las teclas del clavicordio y comenzó a pasear encima como si estuviera en su
propia casa. Tanto le gusto el sonido accidental que emitió el felino que rápidamente
lo pasó a una partitura creando una fuga para clavicordio en re menor conocida
como La fuga del gato.
Un caso parecido
le ocurrió años después a Chopin mientras componía su vals número 3 en fa mayor, cuando otro gato descarado, atraído por
la música que salía del piano, saltó directamente a las teclas. Al músico polaco
le hizo tanta gracia el paso rápido del gato que quiso imitarlo y fue
precisamente de ahí cuando nació su famosa obra El vals del gato.
Y ahora que
saben la historia, ¿a que les suena… gatuna?