Unos años
después de conseguir su independencia, el gobierno de México tuvo uno de sus
primeros desencuentros internacionales. En este caso con la todopoderosa
Francia. Se sabe que este conflicto que empezó en Abril de 1938 y terminó a
mediados del año siguiente comenzó con una serie de desencuentros derivados de
las protestas del gobierno mexicano con respecto a las ventajas comerciales que
estaban consiguiendo los comerciantes franceses en el nuevo país. Una de las
cosas que más llaman de este breve enfrentamiento es el nombre que se le dio: La Guerra de los Pasteles. ¿Por qué?
Según se cree el detonante de esta mini guerra empezó cuando un comerciante
francés que regentaba un pequeño restaurante se quejó a sus representantes en México
de que un grupo de oficiales del ejercito de Santa Anna no le habían pagado los
pasteles que se habían comido tras una opípara comida. Éstos recogieron esa
queja y la trasladaron a Francia. Esa, y no otra, fue la gota que colmó la
paciencia y condujo a franceses y mexicanos a enfrentarse con fusiles y sables
por una cuenta impagada.