En el año 1109
los soldados cristianos de Ávila salieron en dirección al puerto de Menga para
hacer una incursión contra los moros de la zona. Cuando los musulmanes se
enteraron de que la ciudad estaba desprotegida no dudaron en atacarla, pero no contaba
con que dentro de sus murallas se iban a encontrar con una auténtica amazona
que podría frustrar sus planes. Días antes de que los hombres abandonaran Ávila
sus ciudadanos habían elegido como gobernadora a Jimena Blázquez, que era la
mujer del alcalde. En vísperas del ataque, viendo desde lejos que el ejército
moro estaba a punto de tomar la ciudad no dudó en pedir a todas las mujeres que
se vistieran con ropas de guerrero, subieran con teas ardiendo a las murallas y
desde ellas tocaran fuertemente los cuernos de guerra para demostrar que la
ciudad estaba erizada de caballeros valientes. Se dice incluso que la propia
Jimena dirigía el ataque desde la Puerta de San Vicente. Los moros, al ver que
un esplendido ejército guardaba las murallas no se atrevieron a atacar quedando
todo el mundo a salvo. Desde entonces las mujeres tienen derecho a participar
en las reuniones del Ayuntamiento de Ávila.