El 23 de Enero
de 1878 se casaron en la basílica de Atocha el rey Alfonso XII y Maria de las Mercedes de Orleáns. Pero aunque
estaban muy enamorados, la felicidad conyugal de los nuevos reyes de España
solo duró unos meses, ya que la reina consorte moría de tifus en el Palacio
Real de Madrid un 26 de Junio de ese mismo año. Tanto impacto causó la noticia
entre la opinión pública que a raíz de ello se creó en torno a este hecho la
leyenda del doloroso trance en que quedó el hijo de Isabel II. Ya lo dice la
tonada popular:
¿Dónde vas, Alfonso XII, / dónde vas triste
de ti? / Voy en busca de Mercedes / que ayer tarde no la vi.
Pero parece que
el dolor por la pérdida de su amada no le debió durar mucho pues al año
siguiente ya se le empezó a buscar un nuevo matrimonio al rey. Según se dice
todas estas prisas se debieron a razones
de estado. Vaya usted a saber. Aun así, sea por una cosa u otra lo
importante es que se rastrearon todas las casas reales de Europa en busca de
una reina. Y la elegida no fue otra que la archiduquesa de Austria, María
Cristina de Habsburgo-Lorena. La primera vez que la vio no se llevó de ella una
muy buena impresión. A Alfonso XII le gustaban más rellenitas, y ésta, en
cambio era esbelta y algo huesuda para sus gustos. Pero lo que en cambio la que
si le gustó fue su futura suegra, pues según unas palabras que le dijo a uno de
sus allegados “estaba de toma pan y moja”.
Incluso tiempo después de haberse casado de nuevo todavía tenía la espinita
clavada de no haberse declarado a la madre de su esposa:
Lastima que, gustándome más la madre, tenga
que casarme con la hija.