El 17 de Junio
de 1815, Napoleón estaba preparado para comenzar uno de los grandes
enfrentamientos militares de la Historia: La Batalla de Waterloo. Pero por
culpa de un fuerte temporal en el que predominaron fuertes lluvias y rachas de
viento elevadas, tuvo que esperar al día siguiente para comenzar la lucha, y
eso que ya tenía desplegadas a gran parte de sus tropas. Lo curioso del asunto
es que este mal tiempo no era algo habitual en aquella época casi veraniega. El
causante de esta tormenta hay que buscarlo a muchos miles de kilómetros de
distancia, en un sitio en el que el Gran Corso nunca pondría los pies:
Indonesia. Según parece en el mes de Abril de aquel año el volcán Tambora,
situado en la isla de Sumbawa entró en erupción. La explosión se oyó a más de
2000 kilómetros de distancia arrojando al aire una gran cantidad de material
volcánico. Y al igual que el aleteo de una mariposa en Japón puede producir una
tormenta en Nueva York, de la misma manera el estallido del volcán Tambora hizo
que cambiara el clima en toda Europa bajando la temperatura media de la época
en dos o tres grados. Esta contrariedad provocó que Napoleón, que desconocía
totalmente la historia del volcán, tuviera que postergar la batalla al día
siguiente a la espera de que se secara el suelo, afectando sobremanera a la
velocidad de movimiento de su ejército. Situación que aprovecharon, en cambio,
los ingleses y prusianos para derrotarle.