El 1 de Mayo es
el día oficial de los trabajadores. Fue el Congreso Obrero Socialista de la
Segunda Internacional en París en 1889 quien fijo ese día como homenaje a los mártires
de Chicago que lucharon en 1886 por fijar la jornada laboral en 8 horas. Es una
conmemoración anual que se celebra en todas las partes del mundo y que en
España, en concreto, ha evolucionado de la siguiente manera: a partir de 1890
las organizaciones obreras fijaron también el 1 de Mayo como día de los
trabajadores para exigir y demandar al
Gobierno de turno una serie de mejoras laborales. Pero por miedo a que se
produjeran algún conato de revolución las manifestaciones estaban prohibidas
por lo que estas protestas se hacían normalmente en locales a puerta cerrada.
Aunque a partir de 1903 los patrones y gobiernos permitieron que cada 1 de Mayo
un representante de los trabajadores entregara de forma ritual las
reivindicaciones obreras al gobierno. Y no fue hasta la Segunda Republica
cuando se instaurara de manera oficial la celebración del 1 de Mayo como fiesta
nacional de los trabajadores. Pero con la victoria de las tropas nacionales en
1939 esta fiesta fue prohibida, y curiosamente en 1955 fue sustituida por un
homenaje a los obreros católicos bajo la advocación de San José Artesano (a los
gerifaltes franquistas este apelativo les sonaba menos izquierdoso) Finalmente
con el paso de los años Franco fue abriendo un poco más la mano permitiendo que
la festividad del 1 de Mayo volviera a sus orígenes aunque de manera vigilada,
y fue ya con la muerte del Caudillo, durante la Transición, cuando se volvió a
instaurar de manera oficial esta celebración.