Cuenta la leyenda
que una vez el rey de León, Sancho el Craso, mandó llamar al conde Fernán González
para que acudiera a unas cortes que se celebraban en sus tierras. Éste lo hizo
de mala gana, pero como era vasallo del rey leones no tuvo más remedio que
acudir allí. Cuando llegó ante el monarca lo hizo vestido de una guisa
impresionante montando en un caballo de pura raza y, a la vez, también portando
en su brazo un azor de bello plumaje. Cuando Sancho lo vio quiso enseguida
quedarse con el ave, e inmediatamente ofreció a su vasallo un precio simbólico
para obtenerlo. En un principio Fernán no deseó hablar de dinero y quiso
regalarle el azor sin más, pero el rey, un tanto molesto, no deseaba tal
presente. Así pues, para no enojar a su señor, ambos convinieron en que se
fijara el dinero y que se pagara en un día señalado, y que si pasaba esa fecha
y no era abonado el precio cada día que se pasara aumentaría doblemente el
valor del ave. Pasó el tiempo y el rey leones se olvidó muy pronto de la deuda,
por lo que un día Fernán González se presentó ante su señor y le exigió el pago
del azor, pero como la susodicha deuda era tan grande, tanto que sobrepasaba
con creces el tesoro real, éste no tuvo más remedio que cederle en perpetuidad
el condado de Castilla, con lo que definitivamente conseguía la independencia
convirtiéndose en reino.
Como se puede
observar nos encontramos con una leyenda de tipo fundacional que tiene los
rasgos generales y típicos de este tipo de narraciones: un fondo histórico
sobre un elemento de fantasía. Lo que más atrae de las leyendas es, precisamente,
este último aspecto al ser el más entretenido, pero hay que matizar que la
epopeya de este reino supera, a veces, en muchos aspectos a la preciosidad de
las leyendas. Y es por ello que el escritor José Ignacio Ortega Cervigón nos
propone en este libro editado por Nowtilus, Breve
Historia de la Corona de Castilla conocer la historia de Castilla tanto en
la Edad Media como en la Edad Moderna, a la vez que fascinar a los lectores con
las peripecias de lo que fue en un principio un pequeño reino hasta convertirse
en uno de los pilares principales (los otros fueron el Reino de Aragón, o el de
Navarra…) sobre los que se fundó nuestra actual hispanidad.
El autor se remonta
hasta la época de la reconquista cristiana y centra su mirada en el estado
inicial de empate que existía entre los reinos del Norte y Al-Andalus.
Asistimos por tanto al nacimiento de Castilla como marca de defensa para
contrarrestar las razzias musulmanas
que se efectuaban sobre los reinos norteños. Debido a diversos factores
territoriales el condado de Castilla se independiza en el siglo X, y a partir
de entonces, gracias sobre todo a la unión de Castilla y León podemos observar
diversas etapas en su crecimiento personalizadas, la gran mayoría de la veces,
por los distintos reyes que plasmaron su épica en el territorio: Fernando I,
Alfonso XI, Alfonso VII y su función repobladora, o el gran conquistador
Alfonso VIII. De Castilla comienzan a emanar no solo un rio de guerreros con la
misión de culminar la reconquista hasta la caída de Granada, sino también leyes
e instituciones, y una literatura de primer orden mundial. Es por ello que
tanto en la Alta Edad Media y Baja Edad Media, época de luchas intestinas entre
nobleza y monarquía, ejemplificado sobre todo en tiempos de los Trastámara, que
Castilla se convierta en cabeza de la hegemonía española. Hecho comprobado
tiempo después con el advenimiento de los Austrias hasta el siglo XVIII, en donde se desmantela
el antiguo orden de reinos creándose el germen del Estado Moderno en el que
vivimos actualmente.
A través de la
lectura de este ensayo podemos sobrecogernos con el devenir de Castilla por
todos los siglos anteriormente citados, pero que la persona que abra este libro
no espere solamente oír el sonido de espadas y conquistas épicas, sino que
también apreciara y se deleitará con un mundo de cultura que probablemente
desconocía y del que seguramente querrá aprender posteriormente. Asistirá al
compendio erudito de los mozárabes, entrará con asombro a la Escuela de
Traductores de Toledo, en un scriptorium medieval, o una universidad rica en
sapiencia, caminará con fervor por el Camino de Santiago e incluso sus ojos
quedarán extasiados al contemplar las bellezas plásticas de los pintores,
escultores y arquitectos tanto medievales como del siglo de Oro, que dejaron sus
obras maestras en un tierra llamada Castilla… tierra de leyendas a la vez que
de maravillas sin fin.