Una de las
elites militares más famosas del mundo que han existido a lo largo de la
Historia ha sido la de los Jenízaros. Su nombre proviene del turco Yeniçeri (nuevas tropas) y se trata de
un cuerpo de elite del Imperio Otomano, creado por Murad I en 1330, y que tenía
la misión de custodiar al sultán de turno, al igual que defender con su vida
las dependencias del Palacio Real. Estaba compuesto en un principio por niños
cristianos que en su más tierna juventud eran arrebatados a sus padres y
posteriormente convertidos al Islam. Su procedencia era diversa, Grecia,
Albania, Bulgaria… pero todos, sin ninguna excepción, recibían un severo
entrenamiento militar a la vez que cultural. Como resultado de este extenuante
ejercicio, con el tiempo estos niños, al crecer, se olvidaban de sus familias y
de su tierra, convirtiéndose en los soldados más fieles que han existido. Siglos
después este cuerpo de elite se fue desvirtuando pues en el siglo XVI, los
jenízaros se habían vuelto tan importantes que muchas familias otomanas
buscaban meter allí a sus hijos para que prosperaran socialmente. Tan poderosos
se habían convertido que en el siglo XIX incluso intentaron derrocar al sultán.
Por ello Mahmud II decidió abolir este cuerpo militar, y para ello no dudó en
decapitar a todos sus miembros.