jueves, 3 de diciembre de 2015

OPERACIÓN TROMPETAS DE JERICÓ - Javier Martínez-Pinna



Te has pasado la vida buscando reliquias arqueológicas. Dentro del Arca hay tesoros que sobrepasan tus sueños. Quieres verla abierta tanto como yo. Indiana, nosotros sólo pasamos por la historia. Esto... esto es historia. (“En busca del Arca perdida” (1981))

Desde que cayó el Imperio Romano de Occidente, y se instauró el cristianismo como religión oficial tras el Edicto de Tesalónica, pocos años antes, en el 380 d. C. el llamado turismo religioso y arqueológico fue un hecho. Cientos de personas fervorosas, peregrinos de la Fe, no dudaron un momento en adentrarse en Tierra Santa para poder ver con sus propios ojos los pasos y monumentos donde Cristo, sus discípulos o los antiguos patriarcas bíblicos habían morado. Desde humildes caminantes a reyes y emperadores quisieron resucitar con sus medios cualquier rastro material que afianzara su fe, ya fuera desenterrando  elementos de la crucifixión de Jesús, la Cruz, los clavos de la agonía…, o incluso queriendo haber encontrado los roídos y supuestos maderos de la nave de Noé. Tantas eran las ganas de reavivar aquella zona que pronto empezaron a salir a la luz guías de viaje como la de la monja Egeria. Con ellas el viajero podía, utilizando mucho la imaginación, sentirse arrobado en cualquier lugar con cierto simbolismo religioso, pero a fuer de ser sincero había ciertas lagunas que no se hallaban impresas en sus páginas, como por ejemplo las llamadas reliquias de poder. Una de ellas era y es todavía uno de los restos arqueológicos cuasi legendarios que hoy en día siguen despertando las ansias de descubrir. Se trata de la pieza judía más famosa de todos los tiempos: el Arca de la Alianza, también llamada del Convenio, Pacto o de Yahveh.

En la primera y exitosa película de la saga Indiana Jones, En busca del Arca Perdida (1981) uno de sus protagonistas dice con voz sombría la siguiente afirmación: El hombre ha buscado el arca perdida durante casi 3.000 años. No se debe tomar a la ligera. Nadie conoce sus secretos. No se parece a nada de lo que has estado buscando hasta ahora. En lo anteriormente dicho por el amigo de Indy, Marcus Brody, se condensa el respecto que siempre se ha tenido a esta pieza a través de los siglos. Aunque llama la atención que este resto tan cotizado en la Historia en la actualidad se haya convertido meramente en un símbolo religioso que tal vez esté más allá de nuestro intelecto hallarlo. Pero mientras que algún arqueólogo, sin látigo ni pistola, localice el Arca de la Alianza hemos de contentarnos con leer el interesante ensayo de Javier Martínez-Pinna que nos acerca al mayor tesoro del Tabernáculo judío. Con todos ustedes: Operación Trompetas de Jericó, publicado por Nowtilus (2015).


Tras haber hecho una lectura a conciencia de él he llegado a la conclusión de que podemos dividirlo en dos partes muy claras. Por un lado el autor nos muestra la búsqueda que siempre se ha hecho del Arca enmarcándolo dentro de su propia historia, mientras que por otro lado nos acerca a la apasionante búsqueda que se ha hecho del Arca por todo tipo de personas tanto eruditas como aficionadas al poder que emana de su áureo brillo. Javier Martínez-Pinna, primeramente nos acerca a la epopeya que envuelve el Arca. Éste es el perfecto símbolo que recuerda a todos los judíos la presencia de Dios en la Tierra y que recuerda el pacto hecho entre Él y los hombres. Se trata de un cofre sagrado en el que fueron depositadas las Tablas de la Ley que Dios entregó a Moisés en el Sinaí. Aunque hay que aclarar que igualmente en este cofre que se introducía en el Tabernáculo también había sitio para otros restos sagrados del pueblo elegido, como por ejemplo la jarra de oro que contenía un poco del beneficioso Maná que Dios envió a los judíos en su vagar por el desierto, o la famosa vara de Aarón.  Al Arca, a pesar de no haberse hallado nunca, ni haberse visto, se le conocen las medidas y forma que tiene, o tenía. Más o menos tiene forma de baúl grande (mide 2,5 codos de largo, 1,5 de ancho y 1,5 de alto) y está hecho de madera de acacia revestida de oro, con una guirnalda en su tapa efectuada con el mismo material, y coronada por un par de ángeles alados que no se miran simbolizando el respeto y devoción que se debe tener a un material construido por el señor del Universo. Normalmente se le transportaba con un par de varas de acacia y se decía que el tocarlo con las manos desnudas llevaba a la muerte a la persona que fuera tan inconsciente de cometer este sacrilegio. Desde que fuera transportado por el desierto hasta que llegó a ser introducido en el Templo de Jerusalén construido por Salomón, el Arca se movió de acá para allá en un sagrado transitar. Por ejemplo estuvo en Silo, y posteriormente fue llevada a la Ciudad Santa por el Rey David. Después, por motivos de urgencia, fue llevado a Sión, el Monte Moriah o el Monte Nebó. Posteriormente se pierde el rastro produciendo una de las mayores búsquedas arqueológicas de la Historia.

Al igual que otras reliquias de leyenda, como El Espejo de Salomón, el Arca siempre ha fascinado a los mortales. ¿Qué era? ¿Un simple receptáculo sagrado o tal vez una poderosa arma?... hay gran copia de rumores y suposiciones que envuelven el sueño del Arca.  Y sobre todo ¿dónde está? A esta última pregunta intenta dar respuesta el libro Operación Trompetas de Jericó, al poner en su sitio la increíble y frenética carrera que ha existido para hallar este símbolo religioso. Son muchos los que se han dedico a ello, dejando algunas veces incluso la vida en este menester. Desde científicos, más o menos cuerdos, eruditos arqueólogos, órdenes secretas, hasta nazis, ha sido larga la lista de los que han querido tener esta reliquia de poder en sus manos. La han buscado en diferentes localizaciones según las teorías del momento, desde el Monte Nebó; o en Jerusalén ya sea en el Monte de la Calavera o bajo el antiguo Templo; o en lugares tan alejados de allí como en Escocia, España (Ponferrada), o en la profunda África entre etíopes coptos. Pero los más peligrosos de todos ellos han sido sin lugar a duda los pertenecientes a la organización nazi Ahnenerbe los cuales veían en el Arca de la Alianza un arma todo poderosa con la que arrasar a sus enemigos, pues, ¿no había destruido con su poder divino las altivas murallas de Jericó?. Nuevamente nos encontramos con otra frase cinematográfica: Ahora entiendo por qué Hitler está tan interesado. La Biblia dice que el Arca destruye montañas y arrasa regiones enteras. El ejército que lleve el Arca consigo es invencible. Gracias a Dios nunca la encontraron, para desgracia de Hitler y sus locos sueños de poder ilimitado.
Así pues, mientras no se halle esta reliquia, y no nos desvele sus secretos más íntimos, les dejo con la lectura apasionante de este libro tan interesante de Javier Martínez-Pinna, Operación Trompetas de Jericó, en donde podrán saciar su ansias de curiosidad y conocer qué era verdaderamente el Arca de la Alianza y cuál ha sido la increíble aventura y los anhelos más secretos de un receptáculo en donde lo legendario y lo religioso tienen cabida.