¿Sabías qué
durante la Segunda Guerra Mundial aparecieron brujas en los cielos del Frente
Oriental? Pues sí, las hubo, aunque muy distintas a las que nos presenta el
imaginario popular: ni hacían pociones mágicas, ni encantamientos, y por
supuesto no tenían escoba ni gato negro… aunque sí volaban en aviones de
combate ruso. Para ser más preciosos militaban en el 588º Regimiento de
Bombardeo Nocturno. Se trataba de una unidad de aviadoras rusas conocidas como “Las
Brujas de la Noche”, que en el año 1943 paso a rebautizarse como el 46º
Regimiento “Taman” de Guardias de Bombardeo Nocturno.
Estaba compuesto
por unas 400 mujeres y tenían como única misión hostigar y bombardear en los
oscuro de la noche los campamentos alemanes con el fin de interrumpir su
descanso y desmoralizarlos psicológicamente. Dos aviadoras (piloto y navegante)
solían utilizar el avión más versátil del Ejército Rojo, el Polikarpov Po-2 de
la siguiente manera: debido a sus características cuando el aparato se estaba
acercando a la base enemiga ponían el motor en ralentí y planeaban en silencio,
casi a ras de suelo, hasta arrojar las bombas. Es por eso que los soldados
alemanes también las llamaron “Brujas de la Noche” (nachthexen) debido a que el susurro del motor en la noche les
recordaba el vuelo de la escoba de una bruja.
Durante toda la
guerra efectuaron alrededor de 23.672 misiones de vuelo y a pesar de la
peligrosidad que conllevaban estas acciones (fíjense que no portaban paracaídas
para poder así transportar más bombas) solo murieron unas 30 mujeres. Este
regimiento, de hecho, se convirtió en la unidad femenina de combate más condecorada
de la Segunda Guerra Mundial, llegando algunas de ellas a recibir la más alta
distinción del ejército ruso: Héroes de la Unión Soviética.