domingo, 25 de febrero de 2018

HUMOR EN EL FRENTE ORIENTAL



Tras las victorias iniciales del ejército alemán en la llamada Operación Barbarroja, es decir la invasión de Rusia en 1941, éstas quedaron estancadas en cuanto llegaron las primeras nieves del invierno. El soldado alemán pasó de sentirse invencible a pasar hambre y a congelarse en mitad de la estepa rusa, por lo que el ánimo y la desazón comenzaron a minar la moral de éstos. Los generales y altos mandos viendo la actitud derrotista que asolaba a sus tropas emitieron una serie de ordenanzas para evitar que cuando regresaran a Alemania en algún permiso difundieran imágenes de terror y miedo entre la población. La misiva rezaba así:

“Usted está bajo el fuero militar, y está todavía sujeto a sanciones. No hable de armas, ni de tácticas, o bajas. No hable de las raciones malas o de las injusticias. El servicio de inteligencia del enemigo está listo para explotar esto.”
Pero como una de las cosas que no había perdido el soldado alemán en el del frente del Este era el humor, como contrapartida, un grupo de soldados redactaron su propia versión titulada Notas para los que salen de permiso. Dice lo siguiente:

“Debe usted recordar que está entrando en un país nacionalsocialista cuyas condiciones de vida son muy diferentes a las que se ha acostumbrado. Debe ser diplomático con los habitantes, adaptándose a sus costumbres, y evitar los hábitos que tanto le han llegado a gustar.
La comida: no destruya el parqué ni suelos de otro tipo, porque las patatas se guardan en un lugar muy diferente.
El toque de queda: si usted se olvida de la llave, trate de abrir la puerta con un ojeto de forma redonda. Solo en casos de extrema urgencia use una granada.
La defensa contra los partisanos: no es necesario pedirles a los civiles la contraseña ni abrir fuego al recibir una repuesta inexacta.
La defensa contra los animales: los perros con minas atadas al cuerpo son un rasgo típico de la Union Soviética. Los perros alemanes en el peor de los casos muerden, pero no explosionan. Dispararle a cada perro que usted vea, aunque es recomendable en la Unión Soviética, podría causar una mala impresión.
Relaciones con la población civil: en Alemania el hecho de que alguien lleve ropa de mujer no significa que ella sea un partisano. Pero pese a esto, son peligrosas para todo el que esté de licencia del frente.
Nota General: cuando esté de licencia en Alemania tenga cuidado de no hablar de la existencia paradisíaca en la Unión Sovietica, no sea que todo el mundo quiera venir y malograr nuestra idílica comodidad.”

Fuente: Stalingrado, de Anthony Beevor