A no ser que el
trabajador reciba la paga o pagas prorrateadas, es decir repartidas a lo largo
de 14 mensualidades, éste suele recibir dos pagas extras al año conociéndose familiarmente
como la de Verano y la de Navidad. ¿De dónde viene esta costumbre? Pues hemos
de buscarla en los años más cruentos de la postguerra española. En 1944 el
general Franco decidió recompensar a los españoles por los sacrificios que
estaban realizando otorgándoles una paga extra correspondiente a una semana de
salario en el mes de Diciembre con motivo de la Natividad del Señor y así
ayudar a los españoles con las compras de Navidad.
Tanto éxito tuvo
esta medida que dos años después, en 1947, el Ministerio de Trabajo quiso
añadir una nueva paga extra pero esta vez coincidiendo con un día señalado en
el calendario franquista: el día del Alzamiento Nacional (18 de Julio de 1936).
Como ven ya tenemos dos pagas extras, aunque con el paso de los años subió de
una mera gratificación semanal a una mensual. Con la llegada de la democracia
estas pagas siguieron realizándose pero, debido al carácter laico y democrático
de esta nueva etapa pasaron a llamarse extras de Verano y de Navidad.