Hoy día las
podemos ver en cualquier lugar. En estas máquinas instaladas en hospitales,
tiendas, comisarías de policía, zonas de esparcimiento, colegios, en la propia
calle, etc. podemos obtener todo tipo de productos, desde comida, artículos para
el ocio, tickets de transporte, e incluso en su modalidad de cajeros automáticos
situados en las sucursales bancarias billetes y monedas que se reponen
continuamente. Todo un mundo de productos al alcance de cualquier ciudadano. ¿Cuándo
fueron inventadas? La versión moderna de este ingenio hay que buscarla hacia
1880, en plena Revolución Industrial, cuando se empezaron a utilizar en Londres
para vender tarjetas postales. Pasados los años saltaron el charco y también fueron instalándose en Estados Unidos.
Pero hay que darse cuenta que estamos hablando de la versión moderna de este invento, ya que el verdadero padre de
las máquinas expendedoras fue un ingeniero y matemático helenístico llamado
Herón de Alejandría. Este científico, entre muchos de sus estudios, concibió
una especie de máquina expendedora que se instalaba en los templos de Tebas y
el Alto Egipto. Dicho artilugio funcionaba de la siguiente manera: el acólito
se acercaba a la máquina expendedora e introducía una moneda por una ranura y
según el peso de ésta, a cambio, le daba una porción de agua bendita para que
pudiera llevársela a la vuelta de su peregrinación. Nihil novum sub sole.