Después de su
estancia en Florencia, Leonardo Da Vinci (1452 – 1519) llegó a Milán de la mano
de Ludovico Sforza y además de ser contratado por sus cualidades artísticas y científicas
también se encargó de ser el maestro de ceremonias de la corte privada del
propio Ludovico. Por eso su mayor reto fue cuando le encargaron preparar la
boda entre el propio gobernante de Milán y Beatrice D’ Este. Era sin duda
alguna la boda del año y por ello Leonardo quiso dar lo mejor de sí mismo. El
banquete de bodas debía realizarse en el Patio de Armas del Castillo Sforza y
por eso el genio de Vinci quiso hacer algo muy especial. Lo normal en cualquier
enlace nupcial es que la tarta de bodas, en un momento concreto, se coloque en
el centro de la mesa pero Leonardo quiso que todo el jardín del patio fuera una enorme tarta de polenta
de 60 a 70 metros de longitud y que las trescientas personas que estaban
invitadas entraran en ella y celebraran allí dentro el banquete, terminando de
comerse la tarta como postre final. El día antes estaba todo preparado, pero a
la mañana siguiente Leonardo acudió temprano al patio de armas para comprobar
hasta el más mínimo detalle y entonces se llevó una terrible sorpresa al ver
que todos los insectos, perros y gatos y demás pájaros de Milán se habían
comido la tarta o la habían destrozado. Éste quedó tan afectado que en vez de
ayudar a limpiar el destrozo y buscar una solución rápida, como era trasladar
el banquete a otro jardín, salió corriendo.
Su fama había
quedado muy afectada y a partir de aquel día todos los milaneses, al cruzarse
con Leonardo le señalaban con el dedo y le recordaban que era un artista
incapaz de haber dado de comer a trescientas personas. Hubiera sido normal que
Ludovico también lo hubiera rechazado y expulsado de la corte pero decidió
confiar en él y le propuso realizar un fresco, un mural más bien, en Santa María
de la Gracia y el resultado fue una de las obras de arte más importante de la
Historia Universal: La Última Cena.
Así, de esta manera, Leonardo da Vinci se resarció del fracaso nupcial y pasó
de ser la persona que fue incapaz de dar de comer a un grupo de cortesanos a
ser el artista que había dado de comer al propio Hijo de Dios.