Cuando sus dedos empuñaron el arco, Odiseo cerró los ojos un instante y respiró hondo. Tal vez, si él y sus compañeros triunfaban, futuros poetas cantarían una canción sobre los héroes que se enfrentaron a los dioses. Probablemente esos versos mezclarían mentiras y verdades, como las mezclaban los relatos que él mismo les había contado a la bella Nausícaa y a su padre sobre la cueva del cíclope, la isla de la maga Circe o el descenso a los infiernos. Pues el combate que los siete estaban a punto de librar no era solo cuestión de venganza, sino, por encima de todo, de supervivencia. Y no únicamente la suya, sino la de toda la raza humana. El único consuelo era que, si fallaba, no quedaría nadie sobre la faz de la ancha Gea para cantar el fracaso de Odiseo.
Sin lugar a dudas Odiseo o Ulises, como les guste llamar al hijo de Anticlea y Laertes, rey de Ítaca, es el héroe de la literatura griega arcaica más humano que existe y que se ha tomado como copia de cientos de héroes posteriores de literaturas ulteriores. Mientras que los guerreros que aparecen en la Ilíada parecen hechos de una sola pieza, sin resquemores ni dudas, en cambio Odiseo, fecundo en ardides, no solo es el más humano ya que tiene miedo de morir sino que también engaña para sobrevivir y desafía a los mismos dioses y engendros mitológicos que se topan con él en su regreso a los brazos de su amada Penélope que no para de hilar y deshilar el mismo tapiz una y otra vez para engañar a los pretendientes que se comen su comida y toman a sus sirvientas pensando que éste se halla muerto en alguna isla de locura. La Odisea es el libro de aventuras por excelencia y de él se han escrito multitud de estudios y novelas y se han rodado otras tantas películas que toman como referencia las desventuras de aquél que lo único que quiere es dejar la guerra atrás y volver a besar a su esposa. Así pues, ahora, nos encontramos de nuevo con otro libro, en este caso una novela histórico-mitológica, que en un principio nos vuelve a contar lo mismo pero desde una óptica un poco distinta, más bien complementaria, en la que el autor nos hace la siguiente pregunta: ¿Y sí la epopeya del héroe griego, aquella que nos conto el ciego Homero fuera solamente una pantalla y por detrás hubiera habido algo más que éste nos escondió, algo que salvó el mundo y que nos hizo libre del capricho de los dioses olímpicos? Curiosa premisa ¿no? Así pues le dejo con la novela Odisea, de Javier Negrete (Espasa, 2019).
Esta novela la podríamos dividir en dos partes. Por un lado principia con la juventud de Odiseo en Ítaca y su crecimiento hasta que embarca para acudir a Troya y en una cruenta guerra intentar destruir a sus enemigos, sobrevivir a ellos, y liberar a aquella por las que botaron mil naves en su socorro. Mientras que por otro lado asistimos, tras la destrucción de Ilión, a las aventuras maravillosas de Odiseo y sus anhelos por llegar a su tierra natal luchando contra el destino y las fuerzas de los dioses. En total dividiría la parte de Ilíada en un 30% y la parte de Odisea en un 70% restante. Ésta es a simple vista la historia que conocemos hasta la saciedad, y que en un principio me recordó bastante a la obra de Manfredi… pero aun así, pronto comencé a darme cuenta de que había algo que era bien distinto. Y es sin lugar a dudas la aparición de los dioses y sus increíbles poderes y por otro el destino del Laertiada que se desvía poco a poco de los hexámetros originales de Homero. Dejen que me explique. Desde que abrimos esta novela los dioses están en todos los lados y son los que dominan a nuestro héroe y a toda la humanidad, son formidables y están en continua lucha entre ellos por tener el control del Universo. Es una guerra socavada, oscura y milenaria, en la que muchas veces son los humanos los que pasan de ser de meros títeres a peones en una partida de ajedrez eterna. Los dioses se odian entre ellos y no dudan en destrozarse sin ninguna piedad. Estas aventuras mitológicas son bien utilizadas por Javier Negrete, buen conocedor de este mundo (es licenciado en Filología clásica y profesor de griego en un instituto de Plasencia), y las hace vibrar al igual que hizo en su novela anterior: Señores del Olimpo. Obra que también les recomiendo.
Vemos a un Odiseo que acude a la guerra y desanda el camino a Ítaca según el plan trazado en la literatura, pero poco a poco nuestro héroe conoce que además de las pugnas entre humanos los dioses y en concreto Zeús, padre de ellos, están planeado destruir a la humanidad y crear una nueva raza de humanos solamente porque el Crónida ya se ha aburrido de ellos. Claro está Odiseo, que está como loco por volver a su hogar, no puede consentir que después de sobrevivir a la Guerra de Troya, después de ver con sus propios ojos los horrores de aquel mar de sangre, le quiten su sueño de volver a besar a su Penélope. Así pues reúne todo su valor y tras saber ese terrible misterio se embarca con sus hombres para poder liberar al titán Cronos el cual podrá liberar a la humanidad y con la hoz adamantina acabar con los traicioneros dioses que tanto hacen padecer a aquellos que debían de cuidar. Por tanto a través del regreso por los procelosos mares y sus míticas paradas, Odiseo recaba información y poder para tener la lucha final con los eternos moradores del Olimpo. Y aunque en algunos momentos nos parezca que cambia un poco el orden de estas paradas (lotófagos, cíclopes y lestrigones, isla de Eolo, Circe, sirenas, Escila y Caribdis, Calipso, Feacios, Inframundo, etc) el autor lo hilvana de manera muy precisa e intencionada para que encaje todo bien en la narración.
Como ya he dicho anteriormente el manejo de la mitología por parte de Javier Negrete es impresionante y a los fans de la otra novela Señores del Olimpo les va a volver a encantar porque observamos un montón de apariciones mitológicas, narraciones de leyendas y mitos y descripciones de lugares de la geografía fantástica que va a hacer las delicias de los amantes de la antigua griega y su religión. Iremos a las áridas llanuras de lucha frente a las murallas de Ilión; volaremos hasta el mismísimo Olimpo y las moradas de los dioses y nos horrorizaremos cuando entremos en el reino de los muertos y lleguemos incluso a ponernos en frente de los hecatonquiros que custodian la entrada al Tártaro. No tomaremos aliento con los hechos de armas de los héroes homéricos y gozaremos con las increíbles luchas de los dioses armados con sus míticas armas, a tal velocidad que pensaremos que estamos viendo una auténtica película de súper héroes tipo Marvel o DC. Una novela en la que todo es un impresionante espectáculo tanto literario como visual ya que las maravillas mitológicas van a deslumbrarnos de principio a fin.
Asistimos a una Odisea un tanto diferente pero complementaria. Negrete no pierde de vista la obra de Homero y no se inventa nada que no hubiera ya en el imaginario griego. No tengan miedo de leer un libro que tire por tierra la Ilíada o la Odisea pues más bien la enriquece y respeta estos mitos literarios, raíces de nuestra cultura actual. Así pues si quieren volver a revisitar las aventuras increíbles del ingenioso Odiseo (o Ulises, lo que prefieran) y a la vez darse todo un festín de mitología griega les recomiendo esta novela. No les defraudará, lo juro por la Laguna Estigia.
Esta reseña mía también la pueden leer en el blog de Hislibris:
https://www.hislibris.com/odisea-javier-negrete/