Ya desde la antigüedad, en la Galia se empezó a usar al gallo como símbolo del lugar debido a que el termino latino gallus designaba a la vez las palabras “galo” y “gallo” .Esto lo podemos ver representado en monedas y otros utensilios utilizados por los ancestros de los actuales franceses. Pero con la caída del Imperio Romano el uso de este símbolo despareció y durante la Edad Media no volvió a utilizarse hasta el siglo XIV cuando en otro imperio, en este caso el Sacro Imperio Romano Germánico, decidió volver a usar el gallo como exponente de todo lo francés. Desde entonces este animal estuvo presente en la idiosincrasia del país ya fuera en imágenes de reyes, en el arte en general, en cuberterías, monedas e incluso como emblema guerrero pues por ejemplo lo vemos montado en un cañón durante la Revolución Francesa. Aunque llama la atención que a napoleón Bonaparte nunca le gustó el gallo como emblema porque lo considera un ser débil para ser la encarnación de todo un imperio emergente. Aun así, desde mediados del siglo XIX se oficializó su utilización como emblema oficial del país, junto con Marianne, y ya lo podemos ver en ornamentos de las diferentes repúblicas posteriores, en los uniformes de los soldados, en los panfletos bélicos de la Primera Guerra Mundial en la que el poderoso gallo lucha contra el águila imperial alemana, como sello de Estado, y hasta como la efigie orgullosa de los equipos deportivos nacionales.