El reluciente sarcófago, construido en oro
macizo, tenía incrustaciones de piedras preciosas, destacando entre ellas
aquella resplandeciente gema verde llamada esmeralda que se extraía de las
montañas del sur de Egipto. El sarcófago brillaba bajo el parpadeo de las
lámparas, un objeto de sobrecogedor esplendor y valor incalculable…
Lo bueno que
tiene la Historia Universal es que a veces parece un gran parque temático de
aventuras sin fin. Cada época nos sorprende, no existiendo ninguna igual aunque
los parámetros iniciales sean parecidos: traiciones, glorias militares,
asesinatos, bondades sin límite… Pero existe un periodo en el que todos estos
elementos confluyeron de manera precisa, encajando sus hitos en un inmenso
puzle histórico. Se trata de la crisis y posterior caída de la República
Romana, iniciada en la época de Sila y finalizada con la muerte de Julio Cesar
en el 44 a.C y posterior alzamiento de aquel Imperio de mármol fundado por el
sobrino adoptivo del anterior, Octaviano, más conocido por Augusto. Muchos han
sido los ensayistas que nos han introducido en aquel mundo, y sobre todo
novelistas que igualmente nos han acercado el brillo de aquellos desfiles
victoriosos, purgas sangrientas, conquistas gloriosas o amores épicos. Se me
vienen a la cabeza, por citar algunos, la epopeya escrita por la fallecida
Collen McCullough Señores de Roma, el
díptico cesariano de Rex Warner, las cartas imposibles de Thorton Wilder en sus
Idus de Marzo, o los shakesperianos
discursos pronunciados en la maravillosa obra teatral Julio Cesar...”pero Bruto es un hombre honesto…”
Novelas
inmortales que nos retrotraen a otro tiempo, pero que muchas veces adolecen de
un grave problema. Y es que al pasar nuestros ojos por sus líneas y montar en
la máquina del tiempo de nuestra imaginación solemos contemplar algunas veces
no a meros hombres mortales sino a dioses de piedra inmaculada. Es decir muchos
escritores no descienden al nivel de los ciudadanos de aquel tiempo. El
verdadero nervio y ansia de la Historia Universal. Es por ello que agradecemos
que a la terna de obras anteriormente mencionadas se le una también las
escritas por Steven Saylor, sobre todo las relacionadas con el ciclo Roma Sub Rosa, que narra, a través de
las peripecias del detective Gordiano, alias “El Sabueso”, la caída de la
Republica Romana desde Sila (80 a. C) hasta el asesinato de Julio Cesar en el
44 a. C. El autor ya lleva muchos años publicando sus libros con un tempo
cronológico preciso para cada acontecimiento histórico de entonces. Para quien
no lo sepa Gordiano es un hombre ya mayorcito, ancho de hombros, recio, poco
elegante que suele llevar los casos más comprometidos de altos dignatarios
romanos, como por ejemplo Cicerón. Aunque a veces esos casos le lleven a vivir
algunas otras aventuras en que la intriga y el peligro están a la orden del
día. Vivir en la Palatino o en un barrio humilde de Roma (aunque una vez estuvo
una temporada morando en un chalecito a las afueras) le permite conocer los
entresijos de la vida mundana que hay a su alrededor. Gracias a ello Steven
Saylor puede no solo mostrarnos el mundo del patriciado sino también adentrarse
en las callejuelas más sórdidas de la Subura, conocer como sobrevivían el
romano de a pie día a día, o introducirnos en las peligrosas tabernas de una
encrucijada del Aventino. El estilo detectivesco de Gordiano y su familia, que
a veces le acompaña en sus casos, no es pedante ni relamido, ni tampoco grosero
en plan cine negro, sino más bien intermedio utilizando sobre todo lo que uno
de los personajes de Mundodisco llamaría “cabezología” o sentido común. Por
tanto en esta serie de libros comenzado por Sangre
Romana, el realismo es impresionante, pudiendo ver los hitos históricos
como por ejemplo la ya mencionada dictadura de Sila; la revuelta de los
esclavos de Espartaco; el consulado de Cicerón y la conjuración de Catilina; el
juicio contra Celio Rufo, y las intrigas
de Clodia y Catulo; el asesinato de Clodio y el juicio de Milón; o las guerras
civiles entre Pompeyo y Cesar, posterior dictadura de éste último, e incluso su
asesinato. A la vez que los personajes novelados como Gordiano y su familia van
envejeciendo, pareciendo algunas veces que nos encontramos ante una crónica
vívida de la crisis republicana.
Esta saga de
novelas ha vendido a lo largo de los años cientos de ejemplares, pero con el
tiempo el propio autor se ha cansado de vivir en la espesa sociedad romana. Así
pues decidió dar un giro nuevo a su escritura y hacer una nueva saga, más bien diría precuela,
centrando su foco en las aventuras que viviera el joven Gordiano antes del 80
a. C. Steven Saylor las ha comenzado en el 93 a. C cuando cumple éste
diecisiete años y decide hacer junto a su amigo el poeta Antípatro de Sidon un
tour por el oriente del Mediterráneo. Se trata de la anterior novela Las Siete Maravillas. Ahora la editorial
La Esfera de los Libros publica la segunda parte de esta precuela romana con Corsarios del Nilo en donde Gordiano,
que ya está prometido con su esclava Bethesda (*Atención spoiler: en la posterior serie original de Roma sub Rosa, ya forman familia) se
enfrenta a una dura prueba en donde no solo peligrará su vida sino también el
amor que siente por su amada. Nos encontramos en el año 88 d. C y por todo el
oriente se recrudece la guerra entre Roma y el rey Mitrídates del Ponto. En
estos años, entre el 89 y el 88 es cuando este rey, hecho a prueba de venenos,
obtiene sus mayores victorias en el Egeo y Asia Menor. El mundo romano en
aquella zona se tambalea. En concreto en el 88 Mitrídates conquista la isla de
Cos, obtiene el tesoro egipcio que había depositado en la isla y de paso
secuestra al hijo del rey Ptolomeo que en esos momentos gobierna aquel don del
Nilo conocido como Egipto. Y es precisamente en esos momentos en que ambos
Ptolomeos, IX y X, cuando Bethesda, que está pasando unos días tranquilos con
su amado Gordiano en Alejandría, es secuestrada y no porque la consideren un
rehén importante sino porque es confundida con la esposa de un rico comerciante
alejandrino. Para recuperarla nuestro protagonista ha de adentrarse en el mundo
de aquellos piratas y mercenarios del Nilo y mediante su única arma, la
inteligencia, sonsacar a sus captores para averiguar dónde está su amada
esclava y rescatarla antes de que los captores pierdan interés por ella y la
maten. Una carrera contrarreloj que hará que el lector no pierda detalle en
ningún momento.
Como es normal
Steven Saylor plasma en esta nueva novela, un buen número de datos históricos
de primer orden, como las revueltas producidas por el conflicto sucesorio
ptolomeaicos (menuda familia esta de los Ptolomeos); el robo del sarcófago de
Alejandro Magno, que según parece era todo de oro y posteriormente fue fundido
según nos informa Estrabón; o el entorno de las guerras provocadas por
Mitrídates. Y a la vez el autor trufa toda su obra con todo tipo de detalles
sobre la vida cotidiana en Alejandría, la composición de la ciudad, como eran
sus barrios, las costumbres egipcias no solo en la ciudad sino también a lo
largo del Nilo… un mundo apasionante al alcance de los lectores que deseen
disfrutar de un thriller histórico de primer orden. En cuanto a lenguaje Steven
Saylor, nunca fue un escritor de estilo alambicado, al contrario, el lector que
se adentra en esta novela y en las otras de la serie observa que es sencillo,
directo a la vez que entretenido. Sigue, por tanto, la máxima del clásico
Horacio y del especial Keating: Enseñar deleitando. Así pues lo único que me queda decirles es
que se animen a leer Corsarios del Nilo, que como dice el autor es una
novela del Mundo Antiguo, que seguramente les cautivara y les animara a conocer
a este peculiar detective romano. Se lo aseguro.
Y por cierto,
antes de terminar… ¿sabían por que la saga de las novelas de Steven Saylor
tiene el sobrenombre de Sub Rosa? Déjenme que les despida con esta curiosidad:
según parece en el antiguo Egipto la rosa era uno de los emblemas del dios
Horus, y por tanto una de sus advocaciones era ser el dios de los secretos. Así
pues era norma y costumbre que se pusiera el símbolo de una rosa presidiendo
todas las asambleas que se producían señalando que todo lo que se dijera allí
era alto secreto. Es por ello que podemos traducir Roma sub rosa como “Roma bajo el secreto” o “Roma Secreta”,
indicando que se nos va hablar de la otra Roma, aquella que muy pocas veces
sale en los libros de Historia y que en verdad era el pulso vibrante de la
Ciudad Eterna.
¿No les recuerda
un poco de esto al Nombre de la Rosa?
También podeis leer mi reseña en la página de Hislibris: https://www.hislibris.com/corsarios-del-nilo-steven-saylor/