Muchas veces el origen del significado de una palabra le viene dado de manera indirecta, de rebote, debido a connotaciones históricas sobrevenidas a lo largo de los tiempos. Tomemos por ejemplo la palabra “lujuria”. Ésta proviene de luxus (lujo) que en la antigua Roma nos hablaba de los excesos desmedidos y el derroche material que hacían sobre todo los ricos en su día a día y sobre todo en los grandes banquetes. De ahí nació por tanto el termino luxuria, palabra que nada tiene que ver con el uso excesivo del placer sexual. Entonces ¿cómo se pudo desvirtuar el significado original al que utilizamos hoy en día? Pues bien, tiene su explicación: a la llegada del cristianismo y la persecución de todo lo pagano se siguió utilizando el término luxuria (lujuria) para hablar de los excesos que hacían aquellos patricios, por ejemplo, en las orgias pero a la vez igualando dicho comportamiento con el gran tema tabú del cristianismo, es decir el sexo. Por tanto con el paso del tiempo dicha lujuria se llegó a igualar con los vicios sexuales que cometían los ricos en sus fiestas y noches de parranda. Así pues esta palabra cambió de acepción y se igualó a todo desenfreno carnal que se hiciera sin medida alguna.