A los ingleses les encanta el té, es uno de sus símbolos nacionales y una de sus marcas registradas por excelencia. Ahora encontrar esta bebida en las tiendas o en los estantes de los supermercados es muy fácil debido al progreso y a los grandes avances en el transporte de mercancías pero antiguamente las autoridades debían ser muy diligentes para tener abastecido el mercado y así poder mantener el ritual sagrado de tomar té a las cinco. En el siglo XIX los encargados de transportar esta valiosa mercancía desde China hasta Inglaterra eran una serie de embarcaciones muy veloces y ligeras llamadas clípers (o clippers) que debido a su forma alargada, estrecha y muy aerodinámica podían alcanzar hasta los 20 nudos sin ningún problema (casi cuarenta kilómetros hora, una gran velocidad para la época).
El más famoso de todos ellos fue sin duda el Cutty Sark. Construido y botado en 1869 en Dumbarton (Escocia), su propietario, el escocés John Willis, quiso crear un embarcación tan rápida que pudiera destronar al clíper más veloz del momento, el Thermopylae, ya que el barco que hiciera la ruta Oriental en menos tiempo, bordeando África, y llegara el primero a Londres tenía el privilegio de fijar el precio del té en el mercado. Aquella fue la época dorada de los clípers pero ésta tuvo su final cuando se introdujo el vapor en los barcos mercantes y acabó con la carrera del té. En 2007 un incendio devoró la estructura del Cutty Sark cuando se encontraba en plena restauración y actualmente se puede ver expuesto en Greenwich (Inglaterra).
Aun así la leyenda del Cutty Sark no desapareció del todo pues el 1923 otro escocés, James McBey, se inspiró en este clíper para bautizar su whisky y en su estilizada figura para diseñar su logotipo. Incluso en 1973 esta marca patrocinó la carrera Cutty Sark Tall Ships’ Race, actual Tall Ships’ Race donde compiten grandes veleros de todo el mundo.