Madrigal de las Altas Torres, pueblo abulense por naturaleza, ha visto nacer a muchas personas importantes en la historia de España. La Católica reina Isabel, Gabriel Espinosa también conocido como El Pastelero del Madrigal, e incluso ha visto morir al eminente poeta, religioso y humanista agustino Fray Luis de León. Pero entre tanta estrella este bello municipio también asistió en 1400 al nacimiento de uno de los grandes genios de la Historia Universal: Alonso Fernández de Madrigal, también conocido por El Tostado o El Abulense.
Hizo sus primeros estudios en Arevalo y ya comenzó a despuntar en el campo de la cultura. Sus dotes no pasaron desapercibida a sus contemporáneos por lo que acudió a Salamanca en 1426 donde estudio Teología, Filosofía, Astronomía, Derecho civil y canónico, griego y hebreo. Tal portento se graduó como Maestro en Artes y Teología llegando a ser Bachiller en Derecho. Veinte años después en 1446 ocupó la Cátedra de Poesía ocupándose del Colegio de San Bartolomé de la Universidad de Salamanca.
Este portento maravillaba a todo el mundo. No había asignatura que no superara ni ampliara con sus dotes. Cualquier libro que caía en sus manos lo devoraba e increíblemente llegaba a retenerlo en la memoria. Su fama llegó al Papa Eugenio IV el cual le nombró Maestrescuela de la Catedral de Salamanca. No había límites para este adelantado del Renacimiento español, por lo que también recibió no solo halagos sino también odio de muchos envidiosos como por ejemplo Fray Juan de Torquemada que le acusó de hereje. Alonso no se quedó quieto y escribió una obra titulada Defensorio, tan bien escrita y documentada que el Papa, gran amigo suyo, lo exculpó haciendo que su fama se agrandara más y fuera reconocida en todo el mundo.
Juan II le hizo miembro del Consejo Real y posteriormente Obispo de Ávila (1454) Desgraciadamente este título le duró poco pues al año siguiente murió en el pueblo abulense de Bonilla de la Sierra. Está enterrado en la Catedral de Ávila y en su sepulcro podemos leer estas bellas palabras:
Hic stupor est mundi, qui scibile discutit omne (Aquí está el asombro del mundo, que discutió todo lo que se sabe en el mundo).
Se calcula que escribió entre 50.000 y 70.000 pliegos llegando solamente sus comentarios sobre la Biblia a alcanzar los 24 tomos escritos en latín. Destacan sus obras Los Comentarios sobre Eusebio, Confesional e incluso una adaptación de la obra de teatro de Seneca, La Medea. Como se podrá observar fue todo un portento de la naturaleza que absorbió cualquier disciplina de la esfera humana y la hizo suya como un auténtico Titán. He ahí el que el dicho “escribe más que el Tostado” haya quedado como un precioso piropo para cualquier persona que le guste escribir y sea un amante de la cultura. Toda una frase que ennoblece a cualquiera.