jueves, 7 de febrero de 2013

BAÑOS EN LECHE DE BURRA

Para obtener este tipo de leche se ha de elegir a una burra joven, sana y bien alimentada, que haya parido hace poco, y privarla de su borriquillo. Para hacer un buen uso de este alimento no ha enfriarse y sobre todo consumirlo rápidamente. Es semejante a la de la mujer, aunque más ligera y azucarada, pero tiene menos nata y cáseo que la de la vaca. Como no existe nada nuevo bajo el sol, los antiguos egipcios, griegos y romanos ya sabían de las propiedades de la leche de burra y la utilizaban como alimento, medicina y cosmético. Sabían que curaba la tisis, sanaba las irritaciones intestinales, aliviaba las afecciones nerviosas y era un eficaz laxante para el estreñimiento. En la antigüedad las reinas y emperatrices eran muy aficionadas a usarla y tenerla incluida en su uso diario. Según nos dicen las fuentes era bastante común ver a la reina Cleopatra dentro de un baño en el que solo sobresalía su cabeza por encima de blanco líquido. En cambio Juvenal nos dice que Popea, la esposa de Nerón, cada vez que viajaba lo hacia acompañada de un séquito de 500 burras para poder bañarse e hidratar su cuerpo en cualquier momento. E incluso se hacia masajear el cuerpo con grasa de cisne. Conservaba su piel constantemente joven, pero eso no la evitó la desgracia de caer en uno de los arrebatos de locura de su esposo, pues en uno de ellos le dio una patada en vientre mientras estaba embarazada, lo que le produjo un aborto repentino que la llevó a la muerte.