La noche del 14 al 15 de Abril de 1912 se produjo una de las mayores tragedias marítimas de la historia: el hundimiento del Titanic. Alrededor de 1514 personas perdieron la vida en las gélidas aguas del océano, y aun hoy se siguen descubriendo cientos de anécdotas y curiosidades de aquel barco del que se decía que ni Dios podría hundirlo. Una de las historias más desconocidas fue la del destino de los perros que iban a bordo del Titanic. De un total de doce perros solo sobrevivieron tres, los cuales pertenecían a primera clase ya que solamente se dejaba llevar animales de compañía a las personas que pertenecieran a este status social. Incluso se ofreció hacerles pólizas de seguro de vida a las mascotas…aunque pasado el tiempo ninguna fue pagada. Al igual que las personas que iban en el barco entre aquellos catorce perros nos encontramos distintas razas desde un chow chow, un pastor alemán, un pequines, dos pomeranians, un terranova, un bulldog francés (valorado en 750 dólares), algún perro mestizo y el famoso airdale, Kitty, perteneciente a los viajeros más ricos del Titanic, los Astor.
Tener una mascota era cuestión de orgullo y un claro signo de ostentación. Se sabe que en la cubierta F de primera clase se instalaron caniles para alojar a las mascotas con calefacción e incluso con servició exclusivo de criados. Era todo un primor verlos andar por la cubierta para ejercitarlos y que hicieran sus necesidades. Y como la mayoría eran perros de autentica raza, campeones de belleza, el capitán Edward John Smith pensó en hacer un desfile especial el día 15…el mismo de la tragedia.
Muchos expertos en la materia opinan que los perros que se salvaron se debieron a su pequeño tamaño ya que había ordenes de que a las barcas de salvamento solo accedieran las personas, en un principio mujeres y niños. Por tanto se consiguieron salvarse los dos pomeranians, uno de ellos de nombre desconocido perteneciente de Elisabeth B. Rothschild y otro llamado Lady que fue escondido entre mantas haciéndolo pasar por un bebe; y un pekinés de nombre Sun Yat-Set perteneciente a la familia Harper, de la firma editorial de Nueva York Harper & Row.
A pesar de otras historias que se narran y que se han convertido en leyenda popular, como que hubo un hombre que fue a liberar a todos los perros para que no se ahogaran en sus caniles; que también apareció un perro desconocido que nadaba entre las barcas buscando a su dueño; o que un terranova salvó la vida de una mujer a la arrastró hasta un bote salvavidas, la mayoría opinan que solamente fueron tres y no cuatro los perros que se salvaron esa noche. Aun así, a pesar de esta trágica experiencia también hubo una terrible historia que todavía se cuenta entre los marineros en relación con los sucesos del Titanic. Se trata de la infausta historia de Ann Elisabeth Isham, de 50 años, que se escapó sola en un bote con un gran danés y que en la oscuridad se alejó a la deriva sin destino alguno. Días después encontraron el bote con la terrible escena de una Ann muerta abrazada al perro el cual también había sucumbido al frió del Océano.