Según cuenta la leyenda la fundación de Bizancio se debe a un grupo de colonos megarenses (de Megara) los cuales tenían como jefe a un tal Byzas o Bizante, quien, según algunos autores clásicos, había recibido en el Oraculo de Delfos un mensaje del dios Apolo según el cual le comunicaba que tenía que fundar una colonia en una lugar que estaría situado “enfrente de los ciegos”. Byzas comenzó a rastrear las costas del Helesponto pero no encontraba ningún lugar propicio para vivir ni que tuviera ciegos por ningún lado. Un buen día vio una pequeña península con forma de cuerno que le pareció excelente no solo por su localización estratégica sino también por lo ubérrima que parecía. ¿Cómo se les podía haber pasado por alto a los habitantes de Calcedonia, que estaban enfrente de ellos, un lugar tan ideal? Verdaderamente estaban ciegos. Así pues se cree que el asentamiento de la colonia en la zona de Bizancio, nombre que toma de su fundador, comenzó entre el 660 y 658 a.C.
Tiempo después en el 196 d.C Septimio Severo la rebautizó como Augusta Antonia en honor de su hijo Marco Aurelio Antonio (Caracalla). Pero en el 330 la ciudad volvió a cambiar de nombre pues Constantino la llamó Roma Nova y después Konstantinou polis (La ciudad de Constantino, es decir Constantinopla) La denominación actual, Estambul, se debe a una mala interpretación de una expresión griega “eis ten polin”, que significa “en la ciudad” o “en el interior de la ciudad” Aunque se sabe que a partir del siglo XVIII mucha gente ya la llamaba así éste nombre no fue oficial hasta 1930.