La Mancha…No es
un topónimo más. Además de ser el apelativo por el que se conoce a las gentes
nobles de aquella zona, es el nombre eterno que paseó por el mundo un caballero
de triste figura llamado Don Quijote. Pero ¿por qué esa parte de Castilla, ese
trozo de la Meseta conocido antes como La Nueva, se llama así? Sus grandes
extensiones que invitan a recorrerla a lomos de Rocinante, tienen la culpa de ello
ya que el topónimo La Mancha proviene del árabe al-manchara, que significa “tierra llana” o “llanura”. Desde
entonces esta parte del mundo ya tuvo identidad propia, pues hay que indicar
que ya en 1691 se creó una provincia llamada La Mancha, con capital en Ciudad
Real, y que, tras la revolución de La Gloriosa en 1868, incluso se llegó a unir en un pacto federal
manchego.