Me llama la
atención que la siguiente anécdota la atribuyan distintos historiadores
españoles (no voy a decir sus nombres por respeto y porque ya han fallecido) a
antiguos familiares suyos que presenciaron esta escena un siglo antes de que
ellos vinieran al mundo. Aunque bailen nombres y posiciones lo que sí podemos
observar en ella son algunos puntos en común que sacan a la luz el triste y patético
destino que compartían la trinidad formada por Manuel Godoy y los reyes Carlos
IV y su esposa María Luisa.
Los narradores
de la anécdota coinciden en lo siguiente: Una oscura noche del mes de Marzo en
el Palacio de Aranjuez, poco antes del famoso motín que le dio la corona
temporalmente a Fernando VII, un gentilhombre de cámara que estaba apostado en
un pasillo vió que se acercaba una silenciosa comitiva y portando velas.
Parecía una escena sacada de un relato de terror. Delante de todos ellos iba
con su peculiar andar zambo el rey Carlos IV y detrás de él, algo retrasados,
se percibían la figura de Godoy y Maria Luisa, y aunque el pasillo estaba algo
oscuro nuestro gentilhombre se percató de que los dos últimos iban discutiendo.
Ella tenía el rostro congestionado, como si hubiera llorado, y a él se le
notaba algo airado, haciendo aspavientos delante de ella, en voz baja, para que
no lo oyera su marido que iba delante, totalmente ajeno a lo que pasaba a su
espalda. Maria Luisa debió decirle algo que no gustó al Príncipe de la Paz pues
rápidamente le soltó una bofetada en toda la mejilla. Tan fuerte y sonora fue
que hasta el insípido rey se dio la vuelta y parando la procesión preguntó:
¿Qué ruido es ése?
Y Maria Luisa, sobreponiéndose
espléndidamente al tortazo que había recibido sonrió a su marido y le dijo:
Nada: un libro que se le ha caído al suelo a
Manuel.
Acto seguido la
siniestra procesión siguió creyendo los supuestos amantes que nadie los había
visto enzarzarse en una discusión. Pero se engañaban a si mismos pues si hubo
alguien que lo había visto… un simple gentilhombre de cámara.