Franquito es un cuquito que va a lo suyito
(General Sanjurjo)
Es común a todos
los dictadores de la historia, ya sea en la dorada antigüedad como en las
nieblas de la actualidad, querer agarrarse al sillón presidencial cual lapas en
la roca. Para ello no dudan en arrinconar a quien sea o en imponer sus ideas a
cualquier precio con tal de no abandonar esa droga llamada poder omnímodo. Y
nuestro peculiar dictador hispano, Francisco Franco Bahamonde (1892 – 1975), Caudillo por la Gracia de Dios durante
cuarenta años no fue menos en demostrar el ansia y astucia para seguir aferrado
a lo más alto, ya sea calculando al milímetro su entrada en la Guerra Civil
Española, ya sea abandonando a los que le han aupado al poder como por ejemplo
los Carlistas, o amoldándose al ciclo de los tiempos sean cuales sean los
derroteros que estos tomen, aunque muchas veces contradigan sus ideas propias y
primigenias. Toda la vida de Franco fue un continuo luchar por estar, a la
chita callando, por encima de los demás y ser apreciado por haber convertido el
país a su imagen y semejanza, intentando crear una España de antiguas glorias
nacionales a costa de sacrificar cientos de vida. Nuestro dictador particular nunca
tuvo un ideario político claro, pues no nos engañemos Franco fue esencialmente
franquista, suyo propio, con gotas tradicionalistas y deseos faraónicos de
perdurar en el tiempo… pues ¿a qué vienen sino esas palabras en las que dice
aquello de todo queda atado y bien atado?
Es por esta
circunstancia tan distinta en comparación con otros gerifaltes de su mismo
cuño, lo que ha hecho correr ríos de tinta en cientos de biografía que han
intentado mostrarnos o querer revelarnos todos los puntos de vista posibles de
su vida ya sea desde el prisma de lo militar, intimo, conspirador… convirtiéndolo,
nos guste o no, en una de las figuras políticas más importantes del siglo XX.
Lo curioso del asunto es que a estas alturas de la Historia, en nuestro 2014
recientemente estrenado, parece, y eso lo están apreciando muchos
especialistas, que la figura de Franco y el franquismo empiezan a desdibujarse
un poco en el mar del tiempo haciendo que en un futuro se convierta en una gota
o periodo más de la Historia de España. No es cuestión de estar todo el rato removiendo
la misma cuchara en el mismo caldo sino que en este punto es bueno reconocer
que libros como el que en estos momentos tengo entre las manos son idóneos para
no perder de vista un pasado que es evidente todavía marca nuestro día a
día. Se trata del ensayo Francisco
Franco: la obsesión por durar, de Luis E. Iñigo Fernández, editado por
Sílex.
De manera
objetiva, sencilla y sobre todo dedicada a aquellos que nunca hayan leído una
biografia del antiguo Jefe del Estado, narra el periplo vital de un hombre que
impuso su experiencia personal en todos
sus actos. Con esto me refiero esencialmente a dos momentos especiales de su
vida que marcaron su forma de pensar y de ver la realidad: su desastrada
infancia con una madre ultrareligiosa y un padre libertino y posiblemente masón
(curiosamente luego su hermano Ramón salió parecido) que los abandonó cuando un
hijo más necesita la protección de un ser querido; su maduración en y la época
más feliz de su vida como militar africanista en el primer tercio del Siglo XX.
Todo ello aderezado con buenas dosis de resentimiento hacia los políticos ya
fuera en tiempos de Alfonso XIII como de la República que intentaron limitar el
poder del ejército haciendo que muchas veces se cayera del escalafón militar.
Todos estos ingredientes fueron el caldo de cultivo que afloraron en su mente
para hacer de él lo que fue: un trepador en la escala social ya sea a costa de
la monarquía como de la República que juró defender y a la que luego, cuando
más le convenía, traicionó.
El lector que
tenga la suerte de abrir las páginas de este libro se encontrará con una
biografía de un rigor histórico excelente (me atrevería ha decir que
mayúsculo), dinámico, y que muestra de manera apasionante y amena los distintos
ciclos de la vida de Francisco Franco desde su niñez hasta el mismo momento de
su muerte en 1975. Les aseguro que es de esas biografías que hace que a uno le
cueste trabajo despegarse de sus hojas y que desee volver pronto a ellas para
seguir disfrutando de una lectura, que en este caso trata de un hombre que intento
convertir a España en una especie de cuartel militar y que los vaivenes de la
vida lo destinaron a regir la vida de los españoles durante más de cuarenta
años.