La primera
huelga general que se produjo en España fue en 1885 en Cataluña. Los
participantes, al lema de “asociación o muerte”, luchaban contra la
introducción de maquinaria textil en las fábricas, en concreto las llamadas
selfactinas, las cuales amenazaban sus puestos de trabajos pues al mecanizarse
el proceso se vería sensiblemente reducido la mano de obra en los puestos de
trabajo. Esta huelga general duró varios días, en concreto entre el 2 y el 11
de Julio y fue todo un éxito de convocatoria. Se pedía, además de la
eliminación de las máquinas, libertad de asociación, reducción de la jornada
laboral y sobre todo aumento de salario.
Además de los
incidentes entre obreros y patronal que se produjeron aquellos días, al término
de la huelga hubo una represión muy dura contra los que habían participado en
ella: sanciones, prisión, exilio y deportación, torturas y pena de muerte a los
instigadores.