Los egipcios
eran un pueblo muy limpio, y les gustaba enorgullecerse de ello. Pero ¿cómo
mostrar artísticamente al mundo lo que no se ve? Las técnicas pictóricas del
momento no permitían reflejar el buen olor por lo que los artistas egipcios se
las ingeniaron para simbolizarlo en sus creaciones. Por ejemplo pintaban
manchas amarillas, o puntos de ese color, en los ropajes indicando que las
personas representadas se habían perfumado debidamente para la ocasión. En
cambio llama la atención que en las pinturas del Imperio Nuevo Egipcio (1550 –
1070 a.C) podemos observar encima de las pelucas unos peculiares conos de arena
o grasa con una especie de color amarillo encima. Hay quien piensa que parecen
flanes. Siempre se ha creído que estos conos los llevaban los egipcios en las
recepciones, festividades y ceremonias importantes y que estaban perfumados,
para que al derretirse se impregnara la peluca con el olor. Pero actualmente
algunos estudiosos opinan que estos conos debían ser muy aparatosos y pocos prácticos
de llevar. Por lo que creen que al igual que las antiguas manchas amarillas
simbolizan meramente el buen olor de la persona representada.