En Marzo de 1944
el Vesubio volvió a estallar. Los napolitanos ya habían empezado a barruntar el
desastre desde el día 13 pues sentían continuos temblores de tierra desde entonces. Pero
no fue hasta el 17 cuando el volcán comenzó a escupir lava ardiente y oscura
ceniza a los alrededores. Once días estuvo soltando su carga mortal destruyendo todas las poblaciones que había a
su alcance como San Sebastiano al Vesuvio, Massa di Somma y parte de San
Giorgio en Cremano. Murieron un total de 26 personas y otras 12.000 fueron
afectadas al hundirse sus hogares.
Ya el Vesubio
había sacudido la tierra anteriormente, pero lo que lo hacia especial esta vez
era que mientras el volcán arrojaba lava ardiente a la gente, Italia estaba
inmersa en la Segunda Guerra Mundial. Justamente en esos momentos los aliados
estaban atacando a las fuerzas alemanas e italianas con el fin de echarlos de
la península itálica. Al principio los soldados americanos veían la enorme
columna de humo como un espectáculo. Pero se dieron cuenta del enorme peligro
que corrían cuando un gran número de rocas ardientes comenzaron a caerles a su
lado matando a algún que otro soldado despistado. Además aquel desastre no solo
se cebó con los soldados de a pie sino que también la enorme maquinaria de
guerra americana sufrió daños. Cerca de la zona de Pompeya se había construido
un aeródromo para alojar a un total de 340 bombarderos del Ejercito del Aire
Americano (USAF). Debido a la ingente cantidad de cenizas, polvo y fuego que
había en el aire, entre 78 y 88 bombarderos B-25 fueron destruidos o inutilizados. E
igualmente como consecuencia de toda esta polución una gran parte de los
soldados de retaguardia fue enviada a Nápoles para limpiar las cenizas y cascotes
que había provocado la cercana erupción. Soldados que hubieran sido más
necesarios en el frente. Como se puede ver el Vesubio echó una mano a los nazis
y a los fascistas italianos durante la Segunda Guerra Mundial.