Algunos creen
que el origen de la batuta se remonta a finales de la Edad Media, y que
compositores de aquella época, como por ejemplo Giovanni Perluigi da Palestrina,
utilizaban un gran palo, parecido al de una fregona, para marcar el ritmo de
los músicos. Aun así lo normal es que fuera el primer violín o concertino quien fijara el orden en que sus
compañeros debían tocar. Algunos años más tarde, en el siglo XVII, algunos
directores de orquesta, para marcar los tiempos, daban patadas en el suelo o
palmadas, pero como este sistema era muy cansado se empezó a utilizar un bastón
largo para marcar y dirigir a la orquesta, aunque este sistema fue desastroso
para el compositor Jean Baptiste Lully quien durante un Te Deum se clavó un bastón de hierro en el pie. Los músicos le
dijeron que parara el concierto pero como no quiso hacerlo la herida se infectó produciéndole una muerte dolorosa. Este
accidente retrasó la aparición de la batuta hasta el siglo XIX. Fue el
compositor Carl María von Webber quien la utilizó por primera vez en 1817 en un
concierto en Dresde. Otro compositor, Mendelssohn quiso utilizarla en una serie
de conciertos celebrados en Londres, aunque para ello tuvo primeramente que convencer
a los primeros violines los cuales temían que al terminar el concierto, con la
emoción, la batuta saltara de la mano del compositor y les sacara un ojo.