En 1911 una
joven llamada Violet Jessop, de 23 años, fue contratada por la prestigiosa compañía
naviera White Start Line como camarera del transatlántico Olympic. Pero hay que decir que su experiencia laboral dentro del
buque no duró mucho ya que el 21 de Septiembre de ese mismo año el barco chocó cerca
de la isla Wight contra el HMS Hawke,
quedando irremediablemente inutilizado.
Como curiosidad indicar que el Olympic
ha sido el único transatlántico que ha tenido el honor de hundir un submarino durante
la Primera Guerra Mundial. Pues bien, si a muchas personas esta experiencia les
hubiera hecho tener dudas sobre la idea de volver a embarcarse, Violet no las tuvo pues
un año después, en 1912, volvía a ser contratada nuevamente por la misma compañía
pero como camarera de primera clase de uno de los barcos más míticos y lujosos
que han existido: el Titanic. Nuestra
protagonista estaba encantada con volver a poner los pies en cubierta y conocer
todas las maravillas que le habían contado sobre este barco. Pero al igual que
un año antes, la desgracia parecía envolver a Violet ya que en la madrugada del
14 al 15 de Abril el Titanic colisionaba
contra un iceberg en aguas del Atlántico Norte. Aun así, volvió a sobrevivir
pues en cuanto se dio cuenta de que el barco se iba a pique subió rápidamente a
un bote salvavidas. Llama la atención que antes de que el bote fuera descendido
un oficial le entregó un bebe para que también se salvara. Al igual que otros
fueron salvados tiempo después por el Carpathia,
pero cuando estaban a bordo una mujer, la cual decía que era su madre, le
arrebató aquel bebe y ni siquiera se digno darle las gracias por haberle
salvado de las gélidas aguas.
Bueno, ya llevábamos
dos naufragios. La empresa White Start Line ya debería tener más cuidado sobre
a quién contratan. Pero parece que en Diciembre de 1915 Violet Jessop se
presentó como voluntaria para ser enfermera en el barco Britannic. Y como es natural en estos casos, volvió a ocurrir una
desgracia, ya que el 21 de Noviembre de 1916 explotó la cocina. Viendo el barco
en peligro Violet se tiró al agua pero con tan mala suerte que al caer comenzó
a ser succionada por las hélices. Cuando un bote se acercó a ella para recogerla
fue golpeada en la cabeza sin querer
perdiendo en el acto el sentido. Parecía que iba a morir ahoga pero un
superviviente consiguió izarla al bote salvavidas.
Aunque tiempo después,
al final de la guerra, volvió a embarcarse de nuevo en el Olympic, parece que Violet estaba algo cansada de tantos viajes ( y
tantas tragedias), y en 1950, cuando tenía 63 años dejó el servicio dejando
como corriculum haber sido testigo de
tres grandes hundimientos. Se retiró a un pequeño pueblo inglés, Great
Ashfield, Suffolk, con la idea de olvidar todas las penas que había sufrido y
también con la intención de alejarse lo más posible de la mala suerte que la
acompañaba. Pero como podernos ver esta maldición no quería olvidarse de ella
pues según nos cuenta el escritor John Maxtone Graham en su libro Titanic Survivor:
Una noche, Violet estaba en casa y su teléfono
empezó a sonar en medio de una gran tormenta. Se levantó y cuando cogió el teléfono
una voz de mujer preguntó por ella. Cuando se identificó, la mujer le dijo: “¿Es
usted la misma Violet Jessop que salvó a un bebe en el Titanic?”. Ella contestó: “Sí, pero ¿quién llama en
medio de la noche?”. La mujer se rió y dijo: “Yo soy ese bebe” y colgó”
Ser una
superviviente del Titanic siempre le
marcó, y aunque quería vivir tranquilamente cuidando su terreno y vendiendo huevos a los vecinos, más de una
vez fue molestada por curiosos que se acercaban a ver a la persona que había
llevado su mala suerte a los barcos en los que había trabajado. Violet Jessop
murió en 1971 víctima de una insuficiencia cardiaca.