Uno de los
olores más característicos de las salas de cine es el de las palomitas recién hechas.
Pero ¿sabías de donde viene la costumbre de comer este aperitivo cuando vamos a
ver alguna película? Pues precisamente hemos de remontarnos nada más ni nada
menos que al Crack bursátil de 1929. En aquellos días tan inciertos y tristes
de la Gran Depresión el producto más barato de comer era el maíz y como mucha
gente solo podía entretenerse yendo a ver películas, los pobres arruinados
aprovechaban las proyecciones cinematográficas para ingerir este producto con
avidez.