sábado, 30 de abril de 2016

LAS AVES QUE SALVARON A UNA REINA



Leyendo viejas crónicas de la antigüedad, uno se da cuenta de que debía ser muy común que mucha gente de entonces fuera cuidada por animales en su infancia. Por ejemplo se me viene a la cabeza la leyenda del rey Ciro amantada por una perra, o los míticos fundadores de Roma, Rómulo y Remo que fueron acogidos por una loba cuando fueron abandonados en medio del campo. Pues bien, a este club tan selecto hemos de incluir a la reina Semiramis (810 a. C), que según la tradición no solo fue la fundadora de Babilonia, sino que también fue alimentada por unas palomas. Cuentan que cuando era pequeña fue abandonada por su madre en un lugar desierto y que cerca de allí había un nido con palomas, quienes al oír el llanto del bebe se apiadaron de ella y le dieron de comer. Como los humanos no comen la misma comida que los pájaros, estas comenzaron a robar leche a los pastores que había en los alrededores, y acto seguido transportaban el líquido en su pico, dejándolo caer en la boquita del hambriento bebe. Y lo mismo hacían con el queso. Lo partían con las patitas y lo depositaban igualmente en su boca. Así fueron pasando los días, hasta que un pastor, al observar el comportamiento de las aves, siguió a una de ellas y ¡cuál no fue su sorpresa al encontrarse con una preciosa bebita rodeada de palomas! La recogió del suelo y sin dudarlo un momento se la llevó a palacio. Allí fue criada y con el tiempo llegó a convertirse en la todopoderosa reina de Asiria.