domingo, 17 de abril de 2016

TRIXIE, EL GATO QUE HIZO GANAR UNA FINAL

En 1927 el Cardiff City se enfrentó  al Arsenal Futbol Club en la final de la Copa de Inglaterra, en el mítico estadio de Wembley, y según las casas de apuestas parecía que el todopoderoso equipo londinense iba a machacar a los galeses. No había ninguna duda de que aquello iba a acabar en goleada por lo que los jugadores del Cardiff decidieron un día antes acudir a un campo de golf, el Royal Birkdale, a relajarse un poco y pasar un buen rato. Pero cuando llevaban pocos hoyos jugados, apareció en el campo un gato de color negro, y los aunque los jugadores del Cardiff, por miedo a darle un bolazo,  le gritaban que se apartara, éste no se movía de su sitio, ni para un lado ni para otro. Aquello les resultó de lo más raro así que el delantero del equipo, Ferguson, creyendo ver en este hecho un signo de buena suerte pensó en adoptarlo. Tras preguntar en el club sobre el dueño del gato les respondieron que pertenecía a un cuidador de allí, así que se fueron a él y le preguntaron si lo vendía. Éste le dijo que sí, pero no quiso aceptar dinero alguno. Le valía con una entrada para ver la final. De esta manera el gato, que se llamaba Trixie, paso a convertirse en el talismán del humilde Cardiff City.
Aunque el entrenador les puso algunos reparos, pues pensaba que era una locura ir a la final con un gato, los jugadores lo metieron en una cesta y se lo llevaron al estadio. Y allí ocurrió el milagro que echó por tierra todos los pronósticos e hizo millonario a más de un apostador. En el minuto 74 el delantero Ferguson metió un solitario gol, ante el asombro de todos, decidiendo la final a favor de los galeses. Todos los periodistas empezaron a elogiar el buen juego del Cardiff, pero pocos sabían que había sido un gato el que había estimulado a los jugadores al creer estos que su aparición había sido más que una simple coincidencia. Además este resultado tuvo como consecuencia que fuera la primera vez que un equipo no inglés, sino galés, ganara la Copa de Inglaterra. Y todo por culpa de un minino tozudo.
También la podeis leer en mi otro blog: También hicieron Historia