La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los
hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que
encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra,
se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el
mayor mal que puede venir a los hombres.
Hablar de
Cervantes, de don Miguel de Cervantes Saavedra (1547 – 1616), no es hablar solo
de una hombre en sí, ni de un escritor en particular. Hablar del creador de la
mayor obra literaria de la Historia, El
Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha, es recordar a un personaje de
mil caras y cientos de pasiones, a la vez que rememorar en su cansado mirar
toda una época mítica en donde la letra y la honra se defendían a punta de
espada. Pero más llama la atención que al igual que William Shakespeare, sea en
muchos casos desconocido no solo para los no iniciados en el mundo cervantino,
sino que incluso algunos puntos de su existencia todavía sean motivo de disputa
entre los historiadores y literatos más encumbrados del momento. Y es que a lo
mejor es ahí donde se encuentra la belleza de aquel hombre que combatió en
aquella batalla que fue, para él, “la mayor ocasión que vieron los
siglos”. Un hombre tan gigantesco que no
es, ni será, posible abarcarlo en su totalidad aunque se aplicaran en su
estudio toda clase de disciplinas. Es por ello que a lo largo de los siglos
hayan aparecido cientos de biografías, escritas desde distintos tipos de vista,
que nos muestra como fue su vagar épico por aquella España Imperial y cuáles
fueron los sueños literarios que imprimió en sus libros, sobre todo en aquel
que fue sin duda alguna la iniciadora de la novela moderna. Por tanto nos hemos
de preparar ya para la enorme cantidad de libros cervantinos que van a inundar
nuestras librerías en este año del Cuarto Centenario de la muerte de Cervantes.
Pero mientras hacemos copia de remembranzas quijotiles, quisiera traerles a su
biblioteca privada una nueva biografía del magnífico manco de Lepanto que últimamente me ha sorprendido por lo ameno de
su lectura. Se trata de Breve Historia de
Cervantes, escrito por el historiador José Miguel Cabañas, y editado por
Nowtilus en este año tan especial. (Continua)
A primera vista,
si hojeamos meramente por encima este ensayo vemos que es una biografía
canónica de Cervantes, pero si leemos con tranquilidad desde el principio, nos
daremos cuenta poco a poco que ésta tiene algo que nos atrae, ya que acopla
perfectamente al biografiado con el entorno que le tocó vivir. Cervantes, por
tanto, no es un ser externo a su realidad sino que esa misma es la que influyó
sobremanera en sus escritos. Nuestro buen literato nació en una época de
claroscuros, en una barroca Europa donde los tambores y pífanos de los invictos
tercios viejos marcaban el ritmo de la política emprendida por Carlos V y
Felipe II. Las guerras intermitentes con los turcos en aquel patio trasero del
contiene europeo, es decir el Mediterráneo, y las resonantes victorias en San
Quintín o las vergonzosas en las Alpujarras, todas ellas aderezadas con espíritu
trentino, fueron los primeros aldabonazos que resonaron en la conciencia del
joven Miguel. La vida de Cervantes no fue un paseo de rosas, ni vino regalada
por el destino, pues ya desde muy pequeño vio que las dificultades venían prendidas
desde su propia familia: padre y abuelo perseguidos por la justicia en un hogar
errante por culpa de la mala cabeza de estos.
Cuando llega la
juventud sus primeros escritos le llevan a Roma y se convierte en secretario
del cardenal Acquaviva, pero las pendencias típicas de la época, resueltas en
un brillo de acero, y la llamada de Marte hace que se embarque en una de las
mayores aventuras hispanas de todos los tiempos: la Batalla de Lepanto. Ni la
fiebre ni los dolores le impiden defender el esquife que se le encomienda y a
pesar de que una herida le imposibilita el brazo de por vida se bate como un auténtico
león frente a las cimitarras otomanas. Pero a pesar de convertirse en un héroe de
la contienda, y creer que a lo mejor su futuro está en el servicio armado, la
Fortuna que es tan voluble le da la espalda y su nave es apresada acabando con
sus huesos en los duros Baños de Argel. Allí pasa unos años duros, alternando
intentos continuos de fuga con estancias prolongadas entre muros de vergüenza.
La ansiada libertad no llega, pues su familia, aunque revuelve Roma con
Santiago para encontrarle dineros que le rediman, no es rica y debido a ello su
estancia se perpetúa más que las de otros pisaverdes. Alrededor de 1580 vuelve
a casa y tras situarse de nuevo en España empieza una nueva aventura, la de
escribir a la vez que convertirse en comisario de abastos en Andalucía con la
intención de suministrar víveres a la infausta Armada Invencible. Pero como
siempre que le ocurre algo interesante, una estrella negra le visita, Cervantes
es acusado de malversación y es encerrado en la cárcel de Sevilla, pena que
curiosamente será uno de los mayores acicates para construir el personaje
literario más famoso de la Historia: Don Quijote de la Mancha. A su salida en
1605 saca a la imprenta su primera parte, y se zambulla a la vez en el universo
literario de una Edad de Oro que nunca ha sido revalidada por nadie. Sus
rivalidades con el Fénix de los Ingenios, Lope de Vega y el acicate del otro
Quijote, el de Avellaneda, hace que un año antes de su muerte la imprenta
vuelva a sacar la Segunda Parte del
Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha. Ya nadie discute que es el
mejor escritor de su tiempo, ni siquiera sus detractores, y es por eso que su
muerte en 1616 es sentida por todos.
Esta es, a
grandes rasgos, la gran epopeya de un hombre al que parecía que la continua
mala suerte se cebaba en su ser cada vez que conseguía asentar su alma, pero a
lo mejor es esa estrella negra que antes les mencionaba la que tal vez
acicateaba al bueno de don Miguel a escribir su gran obra. Quizás si hubiera
tenido una vida regalada puede que nos hubiéramos quedado sin conocer a aquel
loco de la Mancha. Así que después de leer esta nueva biografía, escrita por
José Miguel Cabañas he de dictaminar que la ideal para paladear este centenario
cervantino pues reúne en sus páginas los ingredientes necesarios para
disfrutarlo: acercamiento a aquella dorada época imperial, vivencias y
aventuras de Cervantes y una visión de sus escritos muy acertados. Pardiez que
les recomiendo su lectura pues conocerán no solo aquel que fundó la novela
moderna, sino que también supo ver como
nadie las interioridades del ser español.