Nada más acabar
la Guerra Civil Española fueron cientos de miles las personas que buscaron
refugio más allá de nuestras fronteras, muchas veces en condiciones extremas.
Las personas que salieron de España por los Pirineos no fueron aceptadas de
buen grado por las autoridades francesas que decidieron recluirlas en campos de
concentración improvisados en playas u otros lugares en condiciones miserables.
Uno de los testigos de este castigo fue una enfermera suiza llamada Elizabeth
Eidebenz (1913 – 2011) quien, viendo como las mujeres embarazadas daban a luz
en las dunas de las playas francesas, sin privacidad y con gran peligro para
sus vidas (la tasa de mortalidad era del 95%), decidió buscar una solución
humanitaria a este problema. Junto con otras mujeres y algunas enfermeras
voluntarias abrieron un palacete abandonado en Elna, junto al campo de
Argelès –sur-Mer, para acoger a todas las mujeres españolas que estuvieran en
esas condiciones tan precarias, además de a judías que huían del régimen nazi, para que
pudieran dar a luz en condiciones dignas. Cuando los gendarmes franceses acudían
a esta casa a detener a una mujer, Elizabeth se paraba delante de ellos y les
espetaba que “¡Esto es Suiza!”. Durante los años que estuvo abierto aquel
palacete nacieron alrededor de
597 niños y 200 judíos salvaron sus vidas. Aun así este remanso de paz
terminó en 1944 cuando los nazis cerraron aquel oasis en el que mucha gente
pudo sobrevivir a los horrores de la guerra. Por su labor en la Guerra Civil y durante la Segunda Guerra Mundial, Elizabeth Eidebenz fue condecorada con la Medalla de Justo entre las Naciones, la Cruz de Oro de la Orden Civil de la Solidaridad Social, la Legión de Honor y el Premio Cruz de San Jorge.
La Maternidad Suiza de Elna