domingo, 31 de marzo de 2019

LA PEDRADA QUE ACABÓ CON UN REY


El rey de Castilla Enrique I tuvo una de las muertes más absurdas de la Historia de España. Cuando murió su padre Alfonso VIII dio la casualidad de que el infante solo tenía  10 años de edad por lo cual el difunto monarca había dejado escrito en su testamento que hasta que alcanzara la edad adulta fuera su madre, Leonor de Inglaterra, quien se ocupara de la regencia. Pero Leonor no pudo soportar la pérdida de su esposo y a los pocos días también le siguió con lo que la regencia pasó a manos de la hermana mayor de Enrique, la reina Berenguela. Parece que la vida se fue calmando poco a poco aunque tres años después de los hechos ocurridos sucedió algo que nadie podía prever. Un buen día Enrique estaba jugando con otros niños en el palacio episcopal de Palencia y alguno de ellos, o bien el mismo futuro monarca, quiso simular una pequeña batalla tirándose piedras mutuamente. Pero con tan mala fortuna que una de ellas impacto de lleno en la cabeza de Enrique matándolo en el acto. Esto ocurrió el  6 de Junio de 1217. El reino se había quedado de nuevo sin rey. Los nobles al principio quisieron ocultar esta desgracia y se llevaron el cuerpo del difunto Enrique a la localidad de Tariego de Cerrato pero pasado un tiempo su hermana trasladó sus restos al monasterio de las Huelgas en Burgos, en donde reside hoy en día en un pequeño sepulcro sustentado por cuatro leones.

viernes, 29 de marzo de 2019

ODISEO: EL JURAMENTO - Valerio Massimo Manfredi



“Preguntas, Cíclope, cuál es mi nombre ilustre y voy a decírtelo pero dame el presente de hospitalidad que me has prometido. Mi nombre es Nadie; y Nadie me llaman mi madre, mi padre y mis compañeros todos”. (La Odisea, Canto IX)

Odiseo (Ulises en latín) es sin lugar a dudas el héroe más famoso de la antigüedad. Y no solo porque hubiera realizado grandes proezas y aventuras sin par, sino también debido a que frente a todos los héroes de entonces es el único que muestra una humanidad y sensibilidad nunca antes vista. Homero nos lo presenta en el décimo año del sitio de Troya, en La Ilíada, y desde ese mismo momento nos damos cuenta de que Odiseo es un personaje hecho de otra pasta, de otro material, pues frente a las exhibiciones guerreras que muestran otros en la batalla diaria, éste, además de tener esa habilidad, sabe también utilizar su ingenio y perspicacia con la que afrontar las dificultades que entraña doblegar la resistencia teucra. Tan importante ha sido Odiseo en la literatura que su leyenda y sus gestas han pasado a través de los siglos siendo reescrita su memoria una y otra vez por distintos literatos además de evocar sueños de gloria en las mentes de aquellos que tienen la suerte de leer uno de los pilares básicos de la cultura occidental: La Odisea. Muchos han sido los que han sucumbido al embrujo de aquel que siempre tuvo un ojo en el lejano horizonte y otro en su anhelada Penélope. Uno de ellos, en la actualidad, ha sido el escritor e historiador Valerio Massimo Manfredi, prolífico autor enamorado de la antigüedad,  el cual ha querido rendir un sentido homenaje al héroe itacense a través de las novelas: Odiseo, el Juramento (2013) y su posterior continuación Odiseo, el regreso (2014).

En este caso empecemos por el primer volumen: Odiseo, el Juramento. En esta novela histórica el autor se centra en la biografía del propio personaje principal desde su nacimiento hasta el mismo momento en que un inspirado caballo de madera hace caer las murallas de Ilión. Valerio Massimo Manfredi, en un alarde de buen hacer y de buen historiador, narra las vicisitudes originales de la vida de Odiseo hilando las distintas versiones literarias y mitológicas para crear un historia única que haga vibrar al lector ya sea por ser la primera vez que se acerca a esta parte más desconocida del rey de Ítaca como al que ya no es un neófito en la materia homérica. En este primer volumen, como ya he comenzado a describir, conocemos los primeros años de vida de Odiseo en su pequeño reino insular situado al poniente de Acaya. Allí sabremos del modo de vida de su padre Laertes, el fuerte amor que le une a su madre Anticlea o las vivencias y aprendizajes que mantiene con su abuelo materno, el oscuro Autólico, que le serán de gran importancia a lo largo de su vida. Con los años irá ganando en destreza e inteligencia y llegado el momento será uno de los pretendientes que la bella Helena de Esparta (posteriormente de Troya) tendrá que elegir. Pero para evitar que dichos pretendientes, todos grandes príncipes y guerreros de Grecia, se peleen de forma fatídica entre sí, Odiseo, gracias a su astucia,  consigue que juren que sea cual sea el elegido todos acataran la decisión a la vez que se convertirán en paladines los unos de los otros. De ahí el título de este primer título: el juramento. Aunque lo que era una jugada maestra con el tiempo se convertirá en una maldición ya que tras el rapto de la bella Helena por el imberbe París todos los príncipes tendrán la obligación de vengar la afrenta sufrida al impetuoso Menelao. La gran guerra está servida y los míticos héroes parten a tomar la ciudad del rey Príamo. Allá van las huestes mirmidonas del inmortal Aquiles; acullá blande su arma Diomedes y el fornido Ajax; las ambiciones de Agamenón brillan en la distancia; y mientras tanto Odiseo, con sus mil argucias conseguirá sobrevivir a los diez largos años que dura el asedio de Ilión.

Uno de los puntos fuertes de este primer volumen es su forma de estar narrado. Un texto que evoca reminiscencias arcaicas a la vez que desprende una poesía delicada muy del estilo con la que Homero adobó sus dos grandes obras maestras. En verdad un estilo de escritura de lo más bella. Aunque no se piense que el autor se enreda en florituras vanas ya que la acción y las frases directas hacen que la lectura sea fluida a la vez que precisa. Otro aspecto a tener en cuenta es la importancia que la mitología tiene en la obra. Las aventuras del itacenses no pueden deshilvanarse de las ricas leyendas que poblaban el mundo griego. Por las páginas de esta novela, entroncado con las vicisitudes que vive nuestro héroe, aparecen las figuras de Heracles y sus doce pruebas míticas, el increíble viaje de los argonautas, o las arbitrarias decisiones de los propios dioses eligiendo bando ya sea el de los troyanos como el de los aqueos. Aquí hay que precisar que  las apariciones mitológicas no son estruendosas, desmedidas ni espectaculares. Al contrario, son sutiles y humanas, vistas desde la óptica de los propios personajes, con lo que enriquece más el misterio de los inmortales.

En Odiseo, el Juramento, en esos años precedentes a las grandes gestas de la Ilíada y a las grandes aventuras de la Odisea, el autor irá dejando pistas y elementos que serán vitales en el futuro del que todos conocemos como Ulises. Cómo llegó a tener la cicatriz en su pierna; cómo consiguió su famoso arco matador de pretendientes; cómo conoció a su amada Penélope y las casualidades que le llevaron a entablar amistad con los grandes guerreros de la época. En verdad esta novela hará las delicias de todos los que amen la Odisea, las leyendas de la antigua Grecia y las andanzas de aquellos personajes que pueblan nuestros sueños de inmortalidad. Una novela histórica muy bien escrita con la que querremos ser compañeros de remo de aquel que una vez fue el protegido de la diosa Atenea: Odiseo.

martes, 26 de marzo de 2019

EL REY Y EL MENDIGO


Un Jueves Santo el rey Carlos II, el Hechizado (1661 – 1700), al salir de una iglesia acompañado de su séquito fue abordado por un grupo de mendigos que le esperaban a las puertas del edificio. El rey, al ver semejante muestra de pobreza, en un acto de piedad se arrancó la cruz de brillantes que portaba al cuello  y acabó entregándosela a uno de ellos. Al rato un cortesano que se había quedado algo retrasado se dio cuenta de que el rey no portaba la cruz y comenzó a gritar diciendo que habían robado a su majestad al salir de la iglesia. Se ordenó a la guardia que volviese al lugar donde, supuestamente, se había perpetrado el robo y detuviera a todos los mendigos que hubiera en la zona. Cuando interrogaron al indigente en cuestión, éste, entre lágrimas confesó que no había hecho nada malo y que había sido el propio rey quien le había dado la cruz, y cuando Carlos II así lo confirmó mandó devolvérsela porque en verdad había sido un regalo suyo. Pero había un problema ya que dicha cruz pertenecía a la colección privada de las joyas de la corona y éstas no se podían dar alegremente. Así pues se optó por una solución salomónica: como ésta no se podía regalar, pero como también había sido uno de los deseos del monarca, se pasó a tasar la cruz con lo que el montante obtenido (unos doce mil escudos) le fueron entregados al agraciado mendigo.

domingo, 24 de marzo de 2019

¡A BUENAS HORAS MANGAS VERDES!


Se considera a la Santa Hermandad como el primer cuerpo de policía que actuaba de forma organizada dentro del territorio europeo. Debido a que la Guerra de Sucesión Castellana   (1475 – 1479) había ocasionado grandes violencias, desordenes y bandidajes tanto en las ciudades como en el campo, la reina Isabel la Católica había decidido crear esta entidad en 1476 para luchar contra esta lacra que mantenía en vilo a los castellanos. Los hombres de la Santa Hermandad patrullaban en cuadrillas y se distinguían por llevar unos jubones con mangas verdes. Al principio solían actuar con diligencia pero con el tiempo, tal vez debido al aumento de trabajo y a la falta de personal, acababan llegando siempre tarde cuando ya se había producido el acto delictivo. De ahí la expresión: ¡A buenas horas mangas verdes! Hay que señalar que la Santa Hermandad duró hasta el siglo XIX y fue disuelta en 1834. Podemos considerarla como la precursora de las actuales fuerzas del orden tanto de la Guardia Civil como de la Policía Nacional.

viernes, 22 de marzo de 2019

BREVE HISTORIA DE LA VIDA COTIDIANA DE LA GRECIA CLÁSICA - Gonzalo Ollero de Landáburu


Muchas veces tenemos una visión un tanto reduccionista de la Historia Universal. Ya sea por tópicos o por imágenes cosificamos una época de tal o cual manera. Por ejemplo, de los griegos mucha gente los ve con túnicas, todo el día imbuidos en temas filosóficos, guerreando contra persas en altísimos y estrechos pasos al lado del mar, e incluso saltando de bañeras al grito de ¡Eureka! Como si la vida de un griego se circunscribiera solo a esos tópicos generalizados. Pero la vida en la antigua Grecia era más completa y vívida, tanto que incluso viéndolos con ojos de hoy en día nos sorprendería lo cercanos que pueden ser con respecto a nosotros. Una buena manera de conocer en esencia como eran de verdad, en lo más íntimo, es acercándonos al libro Breve Historia de la vida cotidiana de la Grecia clásica, escrito por Gonzalo Ollero de Landáburu, en el que como menciona el propio título podremos descubrir cómo eran sus costumbres públicas o privadas y las tradiciones que existían alrededor de su cultura. Así pues les animo a ponerse las sandalias y a pasearse por la geografía helena asombrándose de cómo era en verdad la cuna de la civilización occidental.

A través de un estilo sencillo a la par que atractivo, nuestro autor nos habla de las costumbres griegas ejemplificando cada parte del libro a través de uno de los dioses, paradigma de lo que nos vamos a encontrar en dicho capítulo. Por ejemplo el primero aparece encabezado por la figura de Cronos, señor del tiempo, el cual le sirve al autor para enmarcar de manera sucinta la historia de Grecia desde el 499 a. C, donde se produce la sublevación jonia hasta la muerte del archiconocido Alejandro Magno. Aquí podremos asistir al comienzo de las Guerras Médicas para pasar a continuación a la guerra civil entre Atenas y Esparta, acabando con la llegada del mundo helenístico del gran conquistador de Asia. En el capítulo segundo, dominado por la figura de Zeus, se nos enseña como estaba dividida la sociedad y las diferencias entre los ciudadanos y los no ciudadanos y la fuerte división que existía entre hombres y mujeres. Deméter es la que señorea el tercer capítulo y es la encargada de hablarnos de la agricultura y la ganadería y de cómo era el comercio entre las distintas polis griegas. En el quinto capítulo Atenea se encarga del tema de la educación y en el séptimo Hestia nos deja pasar a una típica casa griega para saber cómo vivían los griegos en su más pura intimidad. Dionisio nos enseña como era el ocio y como se divertían y Hera y Hades nos dirigen a través a los ciclos vitales de cualquier heleno ya sea a través del nacimiento, la reproducción, el matrimonio y finalmente, claro está, la muerte. Apolo nos fascina con los ritos y costumbres religiosas de adoración que se practicaban en los centros de culto y Temis nos enseña como era la legislación griega y cuáles eran los castigos a los que se atrevían a desafiar sus leyes. Y como todo pueblo de la antigüedad los griegos, entre otras cosas, tenían predilección por la guerra, sobre todo los espartanos, y es a ese mundo bélico al que está dedicado el capitulo consagrado a Ares.

Breve Historia de la Vida Cotidiana de la Grecia Clásica es todo un muestrario de cómo eran las artes y oficios de cualquier griego, sus aficiones y sus miedos más íntimos, sobre qué comían, cuál era el alimento con el que nutrían sus cerebros y almas, y cuáles eran los dioses a los que tenían que adorar. Con un estilo desenfadado a la vez que riguroso Gonzalo Ollero de Landáburu despliega ante nuestros ojos las maravillas que atesoraba Atenas y la valentía que practicaban los espartanos, a la vez que nos deja observar también la vida diaria de cualquier ciudadano de a pie que tuviera la suerte de vivir en la cuna de la civilización Europea. En verdad esta Breve Historia hará las delicias de aquellos que quieran disfrutar de la grande y pequeña gesta griega.