El rey de
Castilla Enrique I tuvo una de las muertes más absurdas de la Historia de
España. Cuando murió su padre Alfonso VIII dio la casualidad de que el infante
solo tenía 10 años de edad por lo cual
el difunto monarca había dejado escrito en su testamento que hasta que
alcanzara la edad adulta fuera su madre, Leonor de Inglaterra, quien se ocupara
de la regencia. Pero Leonor no pudo soportar la pérdida de su esposo y a los
pocos días también le siguió con lo que la regencia pasó a manos de la hermana mayor
de Enrique, la reina Berenguela. Parece que la vida se fue calmando poco a poco
aunque tres años después de los hechos ocurridos sucedió algo que nadie podía prever.
Un buen día Enrique estaba jugando con otros niños en el palacio episcopal de
Palencia y alguno de ellos, o bien el mismo futuro monarca, quiso simular una
pequeña batalla tirándose piedras mutuamente. Pero con tan mala fortuna que una
de ellas impacto de lleno en la cabeza de Enrique matándolo en el acto. Esto
ocurrió el 6 de Junio de 1217. El reino
se había quedado de nuevo sin rey. Los nobles al principio quisieron ocultar esta
desgracia y se llevaron el cuerpo del difunto Enrique a la localidad de Tariego
de Cerrato pero pasado un tiempo su hermana trasladó sus restos al monasterio
de las Huelgas en Burgos, en donde reside hoy en día en un pequeño sepulcro
sustentado por cuatro leones.
domingo, 31 de marzo de 2019
viernes, 29 de marzo de 2019
ODISEO: EL JURAMENTO - Valerio Massimo Manfredi
“Preguntas,
Cíclope, cuál es mi nombre ilustre y voy a decírtelo pero dame el presente de
hospitalidad que me has prometido. Mi nombre es Nadie; y Nadie me llaman mi
madre, mi padre y mis compañeros todos”. (La
Odisea, Canto IX)
Odiseo (Ulises
en latín) es sin lugar a dudas el héroe más famoso de la antigüedad. Y no solo
porque hubiera realizado grandes proezas y aventuras sin par, sino también
debido a que frente a todos los héroes de entonces es el único que muestra una
humanidad y sensibilidad nunca antes vista. Homero nos lo presenta en el décimo
año del sitio de Troya, en La Ilíada, y desde ese mismo momento nos
damos cuenta de que Odiseo es un personaje hecho de otra pasta, de otro
material, pues frente a las exhibiciones guerreras que muestran otros en la
batalla diaria, éste, además de tener esa habilidad, sabe también utilizar su
ingenio y perspicacia con la que afrontar las dificultades que entraña doblegar
la resistencia teucra. Tan importante ha sido Odiseo en la literatura que su leyenda
y sus gestas han pasado a través de los siglos siendo reescrita su memoria una
y otra vez por distintos literatos además de evocar sueños de gloria en las
mentes de aquellos que tienen la suerte de leer uno de los pilares básicos de
la cultura occidental: La Odisea.
Muchos han sido los que han sucumbido al embrujo de aquel que siempre tuvo un
ojo en el lejano horizonte y otro en su anhelada Penélope. Uno de ellos, en la
actualidad, ha sido el escritor e historiador Valerio Massimo Manfredi,
prolífico autor enamorado de la antigüedad,
el cual ha querido rendir un sentido homenaje al héroe itacense a través
de las novelas: Odiseo, el Juramento (2013)
y su posterior continuación Odiseo, el
regreso (2014).
En este caso empecemos
por el primer volumen: Odiseo, el
Juramento. En esta novela histórica el autor se centra en la biografía del
propio personaje principal desde su nacimiento hasta el mismo momento en que un
inspirado caballo de madera hace caer las murallas de Ilión. Valerio Massimo
Manfredi, en un alarde de buen hacer y de buen historiador, narra las vicisitudes
originales de la vida de Odiseo hilando las distintas versiones literarias y mitológicas
para crear un historia única que haga vibrar al lector ya sea por ser la
primera vez que se acerca a esta parte más desconocida del rey de Ítaca como al
que ya no es un neófito en la materia homérica. En este primer volumen, como ya
he comenzado a describir, conocemos los primeros años de vida de Odiseo en su
pequeño reino insular situado al poniente de Acaya. Allí sabremos del modo de
vida de su padre Laertes, el fuerte amor que le une a su madre Anticlea o las
vivencias y aprendizajes que mantiene con su abuelo materno, el oscuro
Autólico, que le serán de gran importancia a lo largo de su vida. Con los años
irá ganando en destreza e inteligencia y llegado el momento será uno de los
pretendientes que la bella Helena de Esparta (posteriormente de Troya) tendrá
que elegir. Pero para evitar que dichos pretendientes, todos grandes príncipes y
guerreros de Grecia, se peleen de forma fatídica entre sí, Odiseo, gracias a su
astucia, consigue que juren que sea cual
sea el elegido todos acataran la decisión a la vez que se convertirán en
paladines los unos de los otros. De ahí el título de este primer título: el
juramento. Aunque lo que era una jugada maestra con el tiempo se convertirá en
una maldición ya que tras el rapto de la bella Helena por el imberbe París todos
los príncipes tendrán la obligación de vengar la afrenta sufrida al impetuoso
Menelao. La gran guerra está servida y los míticos héroes parten a tomar la
ciudad del rey Príamo. Allá van las huestes mirmidonas del inmortal Aquiles;
acullá blande su arma Diomedes y el fornido Ajax; las ambiciones de Agamenón
brillan en la distancia; y mientras tanto Odiseo, con sus mil argucias
conseguirá sobrevivir a los diez largos años que dura el asedio de Ilión.
Uno de los
puntos fuertes de este primer volumen es su forma de estar narrado. Un texto
que evoca reminiscencias arcaicas a la vez que desprende una poesía delicada
muy del estilo con la que Homero adobó sus dos grandes obras maestras. En
verdad un estilo de escritura de lo más bella. Aunque no se piense que el autor
se enreda en florituras vanas ya que la acción y las frases directas hacen que
la lectura sea fluida a la vez que precisa. Otro aspecto a tener en cuenta es
la importancia que la mitología tiene en la obra. Las aventuras del itacenses
no pueden deshilvanarse de las ricas leyendas que poblaban el mundo griego. Por
las páginas de esta novela, entroncado con las vicisitudes que vive nuestro héroe,
aparecen las figuras de Heracles y sus doce pruebas míticas, el increíble viaje
de los argonautas, o las arbitrarias decisiones de los propios dioses eligiendo
bando ya sea el de los troyanos como el de los aqueos. Aquí hay que precisar
que las apariciones mitológicas no son
estruendosas, desmedidas ni espectaculares. Al contrario, son sutiles y humanas,
vistas desde la óptica de los propios personajes, con lo que enriquece más el
misterio de los inmortales.
En Odiseo, el Juramento, en esos años
precedentes a las grandes gestas de la Ilíada
y a las grandes aventuras de la Odisea,
el autor irá dejando pistas y elementos que serán vitales en el futuro del que
todos conocemos como Ulises. Cómo llegó a tener la cicatriz en su pierna; cómo
consiguió su famoso arco matador de pretendientes; cómo conoció a su amada
Penélope y las casualidades que le llevaron a entablar amistad con los grandes
guerreros de la época. En verdad esta novela hará las delicias de todos los que
amen la Odisea, las leyendas de la antigua Grecia y las andanzas de aquellos
personajes que pueblan nuestros sueños de inmortalidad. Una novela histórica muy
bien escrita con la que querremos ser compañeros de remo de aquel que una vez
fue el protegido de la diosa Atenea: Odiseo.
martes, 26 de marzo de 2019
EL REY Y EL MENDIGO
Un Jueves Santo
el rey Carlos II, el Hechizado (1661
– 1700), al salir de una iglesia acompañado de su séquito fue abordado por un
grupo de mendigos que le esperaban a las puertas del edificio. El rey, al ver
semejante muestra de pobreza, en un acto de piedad se arrancó la cruz de
brillantes que portaba al cuello y acabó
entregándosela a uno de ellos. Al rato un cortesano que se había quedado algo
retrasado se dio cuenta de que el rey no portaba la cruz y comenzó a gritar diciendo
que habían robado a su majestad al salir de la iglesia. Se ordenó a la guardia
que volviese al lugar donde, supuestamente, se había perpetrado el robo y
detuviera a todos los mendigos que hubiera en la zona. Cuando interrogaron al
indigente en cuestión, éste, entre lágrimas confesó que no había hecho nada
malo y que había sido el propio rey quien le había dado la cruz, y cuando
Carlos II así lo confirmó mandó devolvérsela porque en verdad había sido un
regalo suyo. Pero había un problema ya que dicha cruz pertenecía a la colección
privada de las joyas de la corona y éstas no se podían dar alegremente. Así
pues se optó por una solución salomónica: como ésta no se podía regalar, pero
como también había sido uno de los deseos del monarca, se pasó a tasar la cruz
con lo que el montante obtenido (unos doce mil escudos) le fueron entregados al
agraciado mendigo.
domingo, 24 de marzo de 2019
¡A BUENAS HORAS MANGAS VERDES!
Se considera a
la Santa Hermandad como el primer cuerpo de policía que actuaba de forma
organizada dentro del territorio europeo. Debido a que la Guerra de Sucesión Castellana
(1475
– 1479) había ocasionado grandes violencias, desordenes y bandidajes tanto en
las ciudades como en el campo, la reina Isabel la Católica había decidido crear
esta entidad en 1476 para luchar contra esta lacra que mantenía en vilo a los
castellanos. Los hombres de la Santa Hermandad patrullaban en cuadrillas y se
distinguían por llevar unos jubones con mangas verdes. Al principio solían
actuar con diligencia pero con el tiempo, tal vez debido al aumento de trabajo y
a la falta de personal, acababan llegando siempre tarde cuando ya se había
producido el acto delictivo. De ahí la expresión: ¡A buenas horas mangas verdes! Hay que señalar que la Santa
Hermandad duró hasta el siglo XIX y fue disuelta en 1834. Podemos considerarla
como la precursora de las actuales fuerzas del orden tanto de la Guardia Civil
como de la Policía Nacional.
viernes, 22 de marzo de 2019
BREVE HISTORIA DE LA VIDA COTIDIANA DE LA GRECIA CLÁSICA - Gonzalo Ollero de Landáburu
Muchas veces
tenemos una visión un tanto reduccionista de la Historia Universal. Ya sea por
tópicos o por imágenes cosificamos una época de tal o cual manera. Por ejemplo,
de los griegos mucha gente los ve con túnicas, todo el día imbuidos en temas
filosóficos, guerreando contra persas en altísimos y estrechos pasos al lado
del mar, e incluso saltando de bañeras al grito de ¡Eureka! Como si la vida de
un griego se circunscribiera solo a esos tópicos generalizados. Pero la vida en
la antigua Grecia era más completa y vívida, tanto que incluso viéndolos con
ojos de hoy en día nos sorprendería lo cercanos que pueden ser con respecto a
nosotros. Una buena manera de conocer en esencia como eran de verdad, en lo más
íntimo, es acercándonos al libro Breve
Historia de la vida cotidiana de la Grecia clásica, escrito por Gonzalo
Ollero de Landáburu, en el que como menciona el propio título podremos
descubrir cómo eran sus costumbres públicas o privadas y las tradiciones que
existían alrededor de su cultura. Así pues les animo a ponerse las sandalias y a
pasearse por la geografía helena asombrándose de cómo era en verdad la cuna de
la civilización occidental.
A través de un
estilo sencillo a la par que atractivo, nuestro autor nos habla de las
costumbres griegas ejemplificando cada parte del libro a través de uno de los dioses,
paradigma de lo que nos vamos a encontrar en dicho capítulo. Por ejemplo el
primero aparece encabezado por la figura de Cronos, señor del tiempo, el cual
le sirve al autor para enmarcar de manera sucinta la historia de Grecia desde
el 499 a. C, donde se produce la sublevación jonia hasta la muerte del
archiconocido Alejandro Magno. Aquí podremos asistir al comienzo de las Guerras
Médicas para pasar a continuación a la guerra civil entre Atenas y Esparta,
acabando con la llegada del mundo helenístico del gran conquistador de Asia. En
el capítulo segundo, dominado por la figura de Zeus, se nos enseña como estaba
dividida la sociedad y las diferencias entre los ciudadanos y los no ciudadanos
y la fuerte división que existía entre hombres y mujeres. Deméter es la que
señorea el tercer capítulo y es la encargada de hablarnos de la agricultura y
la ganadería y de cómo era el comercio entre las distintas polis griegas. En el
quinto capítulo Atenea se encarga del tema de la educación y en el séptimo Hestia
nos deja pasar a una típica casa griega para saber cómo vivían los griegos en
su más pura intimidad. Dionisio nos enseña como era el ocio y como se divertían
y Hera y Hades nos dirigen a través a los ciclos vitales de cualquier heleno ya
sea a través del nacimiento, la reproducción, el matrimonio y finalmente, claro
está, la muerte. Apolo nos fascina con los ritos y costumbres religiosas de
adoración que se practicaban en los centros de culto y Temis nos enseña como
era la legislación griega y cuáles eran los castigos a los que se atrevían a
desafiar sus leyes. Y como todo pueblo de la antigüedad los griegos, entre
otras cosas, tenían predilección por la guerra, sobre todo los espartanos, y es
a ese mundo bélico al que está dedicado el capitulo consagrado a Ares.
Breve Historia de la Vida Cotidiana de la
Grecia Clásica es todo un muestrario de cómo eran las artes y oficios de
cualquier griego, sus aficiones y sus miedos más íntimos, sobre qué comían, cuál
era el alimento con el que nutrían sus cerebros y almas, y cuáles eran los
dioses a los que tenían que adorar. Con un estilo desenfadado a la vez que
riguroso Gonzalo Ollero de Landáburu despliega ante nuestros ojos las
maravillas que atesoraba Atenas y la valentía que practicaban los espartanos, a
la vez que nos deja observar también la vida diaria de cualquier ciudadano de a
pie que tuviera la suerte de vivir en la cuna de la civilización Europea. En
verdad esta Breve Historia hará las
delicias de aquellos que quieran disfrutar de la grande y pequeña gesta griega.
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