Como toda industria estadounidense que se preciara el ramo de los cosméticos también se involucró en la Segunda Guerra Mundial con el fin de que su país consiguiera la victoria. Un ejemplo de ello fue la canadiense Elizabeth Arden (1882 – 1966) quien también puso su granito de arena para ayudar a las tropas americanas movilizadas en Europa o en el Pacífico. Esta industrial recibió numerosos encargos por parte del Alto Mando Aliado como la fabricación de una crema de color negro que sirviera para el camuflaje de los soldados e incluso una línea de cosméticos que levantase el ánimo del personal femenino que trabajaba en las bases militares. En 1943 el cuerpo de marines encargó a Elizabeth Arden un lápiz de labios y un esmalte de uñas y por ello se tuvo que desplazar a las instalaciones militares de Camp Le June (Carolina del Norte) para ver con sus propios ojos cómo eran los uniformes de las mujeres del campamento y en qué color estaban confeccionados. Tras ver que eran de color verde y hablar con distintas auxiliares para saber y cotejar sus opiniones llegó a la conclusión que el lápiz de labios y el tono del esmalte de uñas debían de ser rojos. Incluso le puso el nombre de Victory Red (“rojo victoria”) que se haría famoso no solo entre las mujeres de los cuarteles sino también entre los soldados ya que llevar ese color era signo de ser un buen patriota y que colaborabas para obtener la victoria final.