sábado, 6 de junio de 2020

UNA CANCIÓN CON UN ORIGEN DE LO MÁS DULCE


Una de las canciones más conocidas de la música española (y que alguna vez he dicho que debía ser nuestro himno nacional) es Suspiros de España. Este famoso pasodoble lo popularizo la tonadillera Estrellita Castro en la película homónima de  1939 y en la postguerra fue cantada tanto por los exiliados republicanos que añoraban su tierra natal como por los vencedores de la contienda civil. Pero muy pocos saben que este pasodoble tiene un origen de lo más “dulce” ya que fue creado en 1902 por el compositor jienense Antonio Álvarez Alonso (1867 – 1903) quien tocaba en un café de la calle Mayor de Cartagena. Una vez que acudía a tocar se fijó que en una pastelería que había en la misma calle había unos dulces de merénguese llamados “Suspiros”, y, como si estuviera predestinado a ello, en cuanto llegó al café se acordó de ellos y se puso a componer una de las canciones más inmortales de la música española.