lunes, 30 de abril de 2012

CAUTIVOS DEL MORO, de Jesús Sánchez Adalid



En el siglo XVI, el joven noble Luis María Monroy de Villalobos debe servir como paje en el castillo de Belvís a fin de hacerse caballero a la antigua usanza. Las circunstancias lo llevan a ponerse al servicio de Carlos V, lo que le brinda la oportunidad de integrarse en el tercio más prestigioso del emperador, el de don Álvaro de Sande, en Milán. Desde allí se embarca, con la armada de Felipe II, en una de las empresas guerreras más absurdas y catastróficas de la historia, el llamado “desastre de los Gelves”. El autor de "El mozárabe" se sirve de la apasionante vida de Monroy para retratar una época que va de un extremo a otro: del lirismo, la música, el amor cortés y unas novelas de caballerías prohibidas por la Inquisición, a las heridas abiertas por la Reconquista, la guerra, el cautiverio y la muerte.



(Continuación de El Cautivo): Imperio otomano, siglo XVI. Luis María Monroy, un joven soldado de los tercios españoles apresado en la isla de los Gelves cuando era soldado de las tropas de Felipe II, es uno de los muchos españoles que sufren cautiverio a manos de los turcos. Sánchez Adalid retrata las extraordinarias vivencias de Monroy, quien, gracias a sus habilidades con el laúd, a su fina intuición y a algún que otro golpe de suerte, no sólo conservará la vida, sino que se convertirá en una pieza clave en las tramas de espionaje que facilitaron algunas importantes victorias a la flota cristiana.

domingo, 29 de abril de 2012

CONJURA EN MADRID, de José Calvo Poyato


Texto: DeBolsillo


En plena guerra de Sucesión, cuando media España se enfrenta a otra media en un conflicto que no parece tener salida, una conjura de altos vuelos sacude los cimientos de la monarquía española. Para hacerle frente, el conde de Santillana, uno de los militares que luchan por mantener a Felipe V en su trono, se verá envuelto en una maraña de sucesos donde el misterio, la intriga y la traición se convierten en el eje de la acción de este novela histórica. Por las páginas de Conjura en Madrid desfilan los más importantes personajes de un momento decisivo de nuestra historia: Felipe V, un abúlico sumido en la apatía; Luisa Gabriela de Saboya, una reina joven y atractiva que sentirá sobre sus débiles hombros el peso de la difícil situación por la que atraviesa su trono; la poderosa princesa de los Ursinos; el oscuro cardenal Portocarrera o los integrantes del Consejo de Estado. Junto a ellos, personajes de ficción como la hechicera Ana de Hoserín o el propio Santillana. Sobre un magnífico fondo histórico, trazado con la maestría del conocedor de la época, se desarrolla la trama de unos acontecimientos que se suceden a velocidad de vértigo en un Madrid que vive las convulsiones de aquella agitada época.

sábado, 28 de abril de 2012

BREVE HISTORIA DE LOS CÁTAROS, de David Barreras y Cristina Durán



Als catars, als martirs del pur amor crestian, 16 Mars 1244
(Epitafio levantado al pie de Montsegur)

Si el curioso viajero hubiera traspasado las fronteras de España por Pirineos y se hubiera adentrado ya en el país galo, en concreto por el Midi francés, empezará a darse cuenta que hacia esa parte se encuentra un gran numero de castillos abandonados entre ruinas y feraces hiedras o lindamente restaurados como reclamo turístico en una curiosa ruta denominada de “los castillos”. Con sorpresa, aquel peregrino cultural se dará cuenta que pisa un territorio con una rica historia y con un significado religioso y místico fuera de todo orden, pues se encuentra en la región del Languedoc donde a partir del primer milenio después de Cristo, y sobre todo hacia finales del siglo XII y mediados del XIII se produjo el ascenso y muerte de uno de los grupos más importantes y misteriosos que han existido en la historia universal: los cátaros. No es solamente un relato mistérico y religioso, sino que también es el relato de una terrible cruzada cristiana que amenazó a toda Europa con entrar en una guerra total entre distintos estados: Francia, la Corona de Aragón, y los Estados Pontificios. Un conflicto de intereses y falsos sentimientos religiosos, que tuvo como chivo expiatorio a una comunidad religiosa, los llamados bons hommes, que naufragaron en las aguas del tiempo pero que quedaron inmortalizados en el devenir histórico.

David Barreras, autor de La Cruzada Albigense y Cristina Duran Gómez, Breve Historia del Imperio Bizantino, grandes especialistas y conocedores de este movimiento nos muestran la epopeya de esta herejía catara y la brutal cruzada derivada de su irrupción medieval en el Sur de Francia. Pero ¿quienes eran estas personas a las que la Iglesia persiguió con tanta saña y odio extremo? Incluso el origen de esta palabra “cátaro” es discutible. Puede provenir del griego “puro, persona pura o limpia” o del mismo latín pero con un significado totalmente distinto y despectivo catus, gato, denominación que aprovechó la misma iglesia para motejarles y hacer creer a la iletrada población que en sus reuniones adoraban en un altar a un felino completando su adoración con un ósculo en el mismo trasero del animal. Lo que si es verdad es que los podemos ver claramente en parejas, enseñando sus doctrinas ya en 1150 por las tierras del Languedoc, con un mensaje muy distinto al que la iglesia estatal enseñaba en ese momento. Además de ser cristianos de pro, los llamados cátaros, o albigenses (por creer que venían de la ciudad de Albi), Tejedores (la mayoría curiosamente tenían como labor ese oficio), o Amigos de Dios, propugnaban un mensaje claro y sencillo que impregnaba de manera natural en las mentes de los castigados siervos. Era un buena nueva de amor, tolerancia y libertad muy refrescante para una época en el que el miedo al infierno y los castigos eclesiales estaban a la orden del día. Las ideas cátaras fueron revolucionarias en su tiempos, pues aglutinando referencias antiguas del zoroastrismo, maniqueísmo, bogomilismo, gnosticimismo o paulicianismo, nos hacían llegar con verbo parco que el universo estaba dividió en dos principios, el bien y el mal, y que el hombre ha de ascender a la pureza mediante los buenos actos para liberar a su alma del mal que encierra su cuerpo material. Dios creó el Universo, pero el mundo no fue creado por él sino por el mismo Diablo, por un Dios perverso que encerró las almas puras dentro de recipientes mortales que solo serán liberados a través de reencarnaciones y bondades. Dentro de los cátaros las personas que más grado de bondad alcanzaron eran llamados Perfectos y se consagraban al bien total mediante la imposición del Consolamentum en donde el Padrenuestro era el corpus central de este grado. Estas ideas, claramente, chocaban con las de la iglesia católica, pues al observar que el catarismo consideraba que todo el poder religioso residía en buena voluntad de la persona, sin intermediario eclesial ninguno, que Cristo era meramente una imagen angelical venida a la Tierra, o que no existía la resurrección de los cuerpos y sí solamente el Juicio Final, hizo que la Santa Sede considerara al catarismo como una herejía a extirpar de raíz. La Iglesia no podía consentir que hubiera otro poder terrenal que invadiera su campo de trabajo, le mostrara al mundo su incompetencia y corrupción e hiciera descender el número de diezmos que cobraban mediante bulas y permisos eclesiales.


He aquí la verdadera raíz de la cruzada albigense. Cruzada de intereses que movió a media Europa y que no solamente fue religiosa sino también social y económica pues ya observamos la creciente tensión entre los caballeros del norte de Francia, más rudos y pobres en sus tierras que sus vecinos sureños, más en consonancia con el amor cortes y con formas más liberales de entender la vida en campos de fértil cultivo. Aunque ya había habido encontronazos anteriores a esta cruzada (quema de cátaros en Orleans en 1002, y en Tours en 1017) la Santa Sede decidió en un principio utilizar la diplomacia antes que la guerra. Por ello vemos que se dan encuentro teologales (1145) entre la iglesia estatal, representados por figuras insignes como San Bernardo o Santo Domingo de Guzmán, y el movimiento cátaro; o el envío de legados papales a tierras del Languedoc para intentar acercar posturas religiosas. Pero en uno de estas entrevistas dos legados pontificios fueron asesinados, uno de ellos Pierre de Castelnau cuando intentaba cruzar el Ródano. He aquí el casus belli que el Papa Inocencio III (1198) buscaba para acabar con el poder que se había gestado en el Sur de Francia y Norte de la Corona de Aragón. En 1209 se reúnen cientos de caballeros en Lyon al mando de Simón de Monfort (muerto de una pedrada en el sitio de Tolosa) para comenzar una de las cruzadas más brutales e interesadas que han existido a lo largo de la Historia. Aunque en un principio Raimundo VI, conde de Tolosa, favoreció el movimiento cátaro, ante la venida de aquella cantidad ingente de caballeros hizo que pidiera perdón al papa cargando la culpa a su familiar Raimon Roger de Trencavel y al Rey de Aragón Pedro II el Católico el cual murió en la Batalla de Muret (1213) esfumándose del todo las esperanzas cátaras. Desde ese momento, la agonía albigense fue creciendo y a través de grandes episodios como el de las llamas de Montsegur y el misterio del Grial de Pierre Roger de Mirepoix, todo fue consumado en hogueras (camp dels cremats) y dolorosas represalias guerreras hasta que a partir de 1244 el catarismo fue extirpado del mundo medieval quedando como una idea y sentimiento encerrado en el corazón de Europa.


Los dos autores de Breve Historia de los Cátaros, abordan cada tema mencionado de manera apasionante mostrándonos a grandes reyes, siniestros inquisidores, cátaros puros e intereses geoestratégicos mediante una escritura inolvidable, sencilla y ejemplar. Una prosa fluida y sencilla que hará que el lector viva de primera mano como fueron aquellos terribles años y cuales fueron las enseñanzas de unas personas que querían vivir la religión de una manera más práctica y didáctica, fiel a principio cristiano original, frente a una religión estatal enquistada en sus propios riquezas y olvidos cristianos.

jueves, 26 de abril de 2012

LA TRAGEDIA DEL TRANVÍA 31



El 28 de Mayo de 1952 se produjo en Madrid uno de los mayores accidentes, sino el peor, que ha habido en toda la historia el transporte madrileño. Era de noche  cuando el tranvía numero 31 que cubría regularmente la línea Plaza Mayor-Carabanchel descarriló en medio del Puente de Toledo, y tras romper el pretil de seguridad se despeñó 10 metros, en caída libre, sobre el barranco del Manzanares.

Se sabe que el tranvía iba hasta los topes, con personas agarradas incluso a las barras exteriores, por lo que el numero de muertos y contusionados en el accidente fue bastante grande, en total 15 muertos (el conductor Manuel Martínez Ruiz y 14 pasajeros) más 112 heridos en el desprendimiento. La tragedia puedo haber sido mayor de no haber sido porque mucho de los pasajeros viendo lo que iba a pasar se arrojaron a la vía pública produciéndose unos pocos arañazos y hematomas de poca consideración.

En cuanto se tranquilizó la situación las autoridades competentes averiguaron que el tranvía ya estaba averiado desde el mismo momento en que había salido de la cabecera y que el mal estado de las vías en la zona del suceso había dado como resultado un buen numero de muertos en el accidente más grave que ha tenido el transporte de la capital.

miércoles, 25 de abril de 2012

LA NOSTALGIA DEL UN, DOS, TRES



Se cumplen cuarenta años de un programa que ha sido considerado por los expertos en televisión como el concurso de los concursos. Un programa que congregó a más de 20 millones de espectadores frente a la “caja tonta” cada noche y que marcó a varias generaciones de españoles. Les hablo, claro esta del Un, dos, tres. Hace cuatro décadas, una gélida noche de un 24 de Abril de 1972, se emitió aquel primer programa que causaría sensación a lo largo de varios años, y que llegaría a convertirse con el tiempo en referente principal de futuros concursos televisivos y de cómo hacer un programa de entretenimiento para toda la familia.

El gran artífice del Un, dos, tres, fue Narciso (Chicho) Ibáñez Serrador que supo crear una fórmula que durante décadas no tuvo rival, y que ya había probado en otro programa argentino con título parecido, Un, dos… Nescafé. Antes, los concursos eran de tres tipos: de preguntas y respuestas; de pruebas de habilidad; y de carácter psicológico. Chicho supo aunar estos tres elementos y fusionarlo en un concurso arrollador, pues cada programa era una amalgama de estas tres tendencias bien distribuidas y divertidas. El concurso constaba de tres fases esencialmente:

a)      La fase de preguntas y respuestas: cada respuesta acertada costaba 25 pesetas y se sumaban al total de la pareja concursante.

b)      La eliminatoria: de manera divertida los dos supervivientes de la fase anterior hacían una serie de pruebas físicas hilarantes que determinaban la elección de un solo ganador que pasaba a la parte final del concurso: la subasta.

c)      La subasta: Esta fase del programa vino inspirada de otro concurso americano llamado Haga negocio con Kiko (por Kiko Ledgard), inspirada también del Lets make a deal estadounidense. Aquí la pareja concursante, amenizada de vez en cuando por grandes cómicos y actuaciones estelares de música y bailes, debían elegir entre elementos temáticos del concurso que les entregaban o cajas sorpresa y puertas cerradas con fabulosos tesoros, como por ejemplo el mítico apartamento en Torrevieja, o grandes decepciones al haberse dejado atrás premios increíbles llevándose solamente como consolación un llavero o a la entrañable Ruperta.

Es un milagro que en una época en que la televisión solo tenía dos canales un concurso estuviera ¡diez! temporadas con máxima audiencia. Pero no siempre fueron los mismos presentadores pues durante aquellos años en que el programa se fue adaptando a las formas sociales del momento histórico, el cambio fue continuo. Los principales fueron: Kiko Ledgard (1972-1978), Mayra Gómez Kemp (1982-1988), Jordi Estadella y Miriam Diaz Aroca (1991-1993), José María Bachs (1993-1994), y Luis Roderas (2004).


Aunque en 2004 el Un, dos, tres echó el telón todos nos acordamos de las personas famosas que pasaron por ese programa y que a muchas de ellas les sirvió de trampolín para adquirir fama posterior. Para el concurso fueron imprescindibles los “malos” de turno como fueron Los Tacañones que se alegraban cuando los concursantes perdían dinero y se desmayaban cuando, al revés, conseguían fabulosos premios. Al principio estuvo al frente de ellos Valentín Tornos que representaba el papel del el acido Don Cicuta (ayudado por un joven mago llamado Juan Tamariz ¿les suena?), pero el paso de los años hizo que el papel de aguafiestas recayera en el bando femenino de las Tacañonas con las hilarante hermanas Hurtado que con sus rimas hacian  reir a grandes y pequeños en el salón del hogar. Igualmente no hay que olvidarse de la sonrisa detrás de las grandes gafas de las azafatas. Seis chicas espectaculares que con sus danzas y formas rítmicas hacían palpitar a más de un corazón juvenil. Muchas de ellas fueron y son famosas todavía: Victoria Abril, Lydia Bosch, Silvia Marsó, Kim, o la siempre sorprendente Fedra Lorente alias "La Bombi" .


Aquel programa, diverso en muchos temas (uno de los grandes acierto de Chicho fue convertir cada emisión en un mundo distinto) siempre estuvo jalonado de actores de primera línea, cómicos hilarantes (Bigote Arrocé, El Dúo Sacapuntas, el enigmático Ángel Garó o el incomensurable Ozores) y momentos irrepetibles (¿a quién no le daban pena los sufridores en aquellas celdas llenas de telarañas?) que siempre quedaran en la retina de aquellos que tuvimos la suerte de asistir cada viernes a un gran carrusel de risas, ilusión y magia difícil de conseguir hoy en día en que los medios son más avanzados pero más inocuos sin sal y pimienta. Aprendimos a ver una televisión distinta y divertida e hicimos nuestras frases que todavía hoy se dicen en la calle misma, como “Un, dos, tres, responda otra vez”, “Campana y se acabó”, o “hasta aquí puedo leer”.

El éxito del concurso fue tal que acabamos importándolo al mundo entero, siendo el programa más visto de la televisión europea en sitios tan remotos como Luxemburgo, Reino Unido, Holanda, Alemania, Austria, Dinamarca, Portugal, Suiza o el continente americano al completo.



martes, 24 de abril de 2012

EL CORPO EXPEDICIONARIO PORTUGUÉS


Dedicado a Lorenzo, buen amigo... excelente persona.

A nivel general esta es una de las historias más desconocidas de la Primera Guerra Mundial. Se trata de la formación, desarrollo y actuación del Corpo Expedicionario Portugués (CEP) durante la Gran Guerra (1914-1918). Aunque parezca sorprendente, en aquella escalada mundial de rabia y odio hubo cientos de soldados lusos que lucharon en aquel mar de sangre y barro, siendo posteriormente olvidados por gran parte de los historiadores, y es por ello que con este humilde artículo quisiera homenajear a aquellos jóvenes que vendieron cara su vida en la primera gran guerra a nivel mundial.

¿Cuáles fueron las causas que les obligó a entrar en aquel conflicto? Algunos estudiosos opinan que se debe a la sempiterna amistad y estrechas relaciones que sostenían ambos países desde el Tratado de Windsor allá por el 1386. Pero los más pragmáticos, en cambio, sostienen que se debe al gobierno de la Primera República portuguesa que ante la avalancha de acontecimientos y amenazas militares que había en el ambiente decidió proteger sus colonias (Angola y Mozambique) frente a futuras agresiones militares de los estados centroeuropeos. En un principio la decisión del gobierno luso no fue muy bien acogida por algunos estados europeos, sobre todo Inglaterra, el cual forzó que en 1914 Portugal obtuviera el status de país neutral ante el conflicto armado. Aun así, pasado el tiempo y viendo el gobierno ingles que las bajas en la guerra estaban siendo bastante elevadas, permitió que el país entrara en la contienda.

Pero para ello se necesitaba alguna excusa, un casus belli que diera cierta legitimidad al hecho. Se consiguió el 24 de Febrero de 1916 cuando el gobierno portugués apresó sin previo aviso 36 barcos centroeuropeos en Lisboa. La respuesta tardó poco en llegar pues el 09 de Marzo del mismo año Alemania declaraba la guerra a Portugal tildando a este último país como mero “vasallo ingles”. Rápidamente se organizó el Corpo Expedicionario Portugués (CEP) con un total de 60.000 hombres estructurado de la siguiente manera: a) 1 cuerpo de artillería pesada, con piezas inglesas y teniendo al mando a oficiales franceses; b) 2 cuerpos que se integrarían en el Primer Ejercito Británico que en esos momentos se encontraba en Flandes. El CEP también se ocupó de enviar soldados a las guarniciones africanas del norte de Mozambique y el Sur de Angola a la espera de cualquier invasión extranjera. Aquellos jóvenes soldados salieron a recorrer el mundo con un sentido patrio y unas ansias guerreras que desbordaban sus corazones pero la realidad de la guerra pronto les quitó aquellas ideas románticas y utópicas. La vida dura, los sangrientos combates, y una moral frágil hicieron que la estructura del CEP pronto se diluyera cual azucarillo en medio de la lluvia. Es por ello que pasado un tiempo los mandos británicos tuvieron que reorganizar de arriba abajo todo aquel Corpo guerrero.


Aun así los portugueses no sabían que lo peor estaba aun por llegar, pues entre la primavera y verano de 1918 el 6º Ejercito Alemán, que contaba con 100.000 hombres y más de 1700 piezas de artillería, decidió atacar el frente con la llamada Operación Georgette. Los portugueses, con menos material, menos moral y menos organización, fueron barridos literalmente entre continuos ataques alemanes y una incesante lluvia de plomo y fuego. El frente se resquebrajó totalmente, haciendo que las tropas inglesas acudieran urgentemente a la zona para taponar aquel desastre que podía hacer peligrar todo el frente occidental. El CEP se retiró de manera desordenada, dejando atrás a los heridos, los cuales fueron o hechos prisioneros o rematados de manera salvaje, y todos los pertrechos armamentísticos que disponían.

El sueño expedicionario portugués había acabado entre gritos y vergüenza. Fueron abandonados a su suerte por su propio gobierno, sin recibir ayuda alguna, quedando como meras tropas auxiliares de los británicos que los infravaloraban y los trataban como animales en condiciones inhumanas. El resultado final de esta expedición guerrera fue de un total de 2.160 muertos, 6.678 heridos y 5.224 prisioneros. Aun así la casta y la valentía que demostraron más allá de sus fronteras es digna de reseñar en los anales de la historia contemporánea.


lunes, 23 de abril de 2012

LA GESTA DE ANDRÉS BECERRA



El 7 de Octubre de 1571 es una fecha muy importante para recordar pues aquel glorioso día se produjo en aguas mediterráneas, cerca del golfo de Corinto, la Batalla de Lepanto, un enfrentamiento que quedó inmortalizado por el divino Cervantes al decir que ese día  fue la más alta y memorable ocasión que vieron los siglos pasados. Aquel enfrentamiento entre La Santa Alianza, representada por España, Venecia, Genova y los Estados Pontificios y el Imperio Turco duró alrededor de una hora y media, y dio como ganador total a las armas cristianas frente a la temida media luna otomana. Las acciones heroicas se sucedieron una tras otra, y justamente en el momento en que el centro y flanco derecho de la flota ismaelita se deshacía, ocurrió un hecho singular: Ali Baja, el gran almirante turco recibió alrededor de siete disparos de arcabuz mientras un valiente soldado de los Tercios Viejos, Andrés Becerra, oriundo de Marbella, arrancaba con sus férreos dedos de titán el estandarte general otomano. Acto seguido, un galeote, seguramente liberado en el torbellino de la batalla, entre gritos y mareas de sangre, cogió un afilado alfanje y de un solo tajo corto la cabeza de Alí Baja. Sin perder tiempo le quitó el preciado turbante de seda y cogiendo la cabeza por el pelo lo presentó ante el victorioso Juan de Austria que con gesto magnánimo arrojo aquella noble testa al mar, sea por el desprecio de aquel signo violento, sea por honrar al enemigo vencido.

¿Qué fue del estandarte turco? Si alguien quiere visitarlo se encuentra en la Armería del Palacio Real de El Escorial, y como curiosidad les diré que Andrés Becerra fue homenajeado por el mismo Felipe II, otorgándole en premio por su arrojo y valentía, como si de una medalla se tratase, la bola de oro del tope de la bandera otomana.

sábado, 21 de abril de 2012

EL CALENDARIO DE CASTAÑOS



Don Francisco Javier Castaños Aragorri y Olavide (1758-1852), además de ser un gran general, curtido en los duros campos de batalla de la Guerra de Independencia, era también una persona con un ingenio sin parangón que con sutil ironía sabía desarmar a las mentes más preclaras de la nación al igual que a las más obtusas y cerradas, como por ejemplo en el caso que les presento.

Un 6 de Enero, pasada la guerra contra el francés, al rey absolutista Fernando VII se le ocurrió hacer en Madrid, en el Palacio Real un besamanos para honrar su propia figura. Era un día extremadamente frío y toda la capital estaba llena de nieve y cristalino hielo, estando incluso el Manzanares congelado. Por eso las distintas personalidades invitadas acudieron a Palacio con grandes entorchados, anchos abrigos y calidos guantes para prevenir el frío. Pero entre todos los invitados destacaba uno que era el centro de todas las miradas. Era, nada más ni menos que el gran general Castaños, héroe de Bailen y primera persona que había hecho hincar la rodilla al inmenso Napoleón. Aun así las miradas no eran de aprobación y alabanza sino de extrañeza por cómo iba vestido. Al general madrileño (nació en la castiza calle Barquillo) no se le había ocurrido otra cosa que ponerse unos pantalones blancos, muy finos, los cuales seguramente dejaban entrar el gélido viento entre sus piernas.

Fernando VII, enterado de esta patochada acudió raudo ante Castaños y en tono airado le pregunto a qué venia esa ridícula indumentaria y encima en día tan señalado. El general no solo no se molesto sino que le dijo con toda naturalidad que llevaba aquellos pantalones no por la moda ni por capricho sino por la propia estación. El rey no salía de su asombro así que le dijo que no le entendía, ya que estaban en Enero y aquella vestimenta no era propia de aquella estación. Entonces Castaños, con todo el aplomo que le daba haber sido uno de los grandes personajes de España y Europa, le miró con extrañeza e ironía y tranquilamente le respondió:

-Mi rey, vuestra alteza estará todavía en Enero, pero mi calendario indica que estoy todavía en Julio de 1808, ya que llevo  la cuenta de los días de mi vida por las pagas que me han sido pagadas.

Aquel gran general, después de 84 años de servicio a su país, murió a los 96 años en la más absoluta miseria económica.

viernes, 20 de abril de 2012

EL ABANDERADO PORTUGUÉS



Almeida de Sayago, es una localidad cercana a Zamora, en la que se puede observar una curiosa tradición llamada El Baile de la Bandera. Es una danza de carácter militar y religioso que, es posible, tenga sus orígenes en una heroica acción llevada a cabo en la Batalla de Toro (1476), por un soldado portugués que militaba en el bando de Juana la Beltraneja y su esposo Alfonso V de Portugal.

En aquella contienda tan reñida, en la que no solo se enfrentaba la hija de Enrique IV, Juana, contra su hermanastra Isabel, y su esposo Fernando de Aragón, hubo muchos momentos de tensión, sangre y emoción, junto a un buen numero de actos nobles en ambos bandos. Uno de ellos es el que tuvo como protagonista a un joven soldado portugués que mantenía fielmente la enseña de su rey en alto, moviéndola en todo momento para dar ánimo a sus compañeros de armas. En aquel tiempo era bien sabido que gran parte de la victoria consistía en arrebatar la enseña al enemigo, por lo que nuestro protagonista  conocer de ello apretaba con fuerza y saña el asta que se le había concedido debido a su valor. La tradición cuenta que fue herido en la mano y por eso tuvo que cogerla con la otra, pero otro mandoble enemigo le inutilizó el único brazo sano, así que con gran dolor hincó el asta en el suelo defendiéndola con su cuerpo hasta que cayó muerto debido a las graves heridas. En cambio otros opinan que aquel abanderado sufrió penas más grandes ya que un cañonazo le amputó de cuajo brazos y piernas por lo que tuvo que echarse encima de la bandera para que cubierta ésta por su cuerpo el enemigo no la pudiera coger. Claro está, murió sin remedio pero con el deber cumplido de buen soldado fiel a su rey y señor.

Es por ello que en la localidad de Almeida de Sayago durante el Baile de la Bandera la persona que la interpreta en un momento dado del baile corra hacia el santo patrón y con gran agilidad y fuerza clave el asta de la bandera delante de todos, como hizo aquel guerrero que con tanta devoción defendió lo que más le importaba en este mundo.

jueves, 19 de abril de 2012

SE ARMÓ LA DE SAN QUINTÍN, de Nieves Concostrina


Tras el extraordinario éxito de Menudas historias de la Historia −40.000 ejemplares vendidos−, Nieves Concostrina vuelve a agudizar su ingenio para regalarnos más de trescientas nuevas historias, tan menudas y divertidas como la primera vez. Una colección de sucesos, pifias y barrabasadas que ha rastreado siglo tras siglo y que no deja a nadie libre de una insólita peripecia: políticos, militares, reyes, artistas, obispos, inventores…

El encuentro de fútbol que irritó al Führer
¡A por los templarios!
El calculador ojo de Saladino
La madre que parió a los Cien Mil Hijos de San Luis
La increíble boda de Quevedo
El emperador mocoso

 Se armó la de San Quintín es una clara muestra de que la Historia NO es aburrida; que lo que hay que saber es contarla y transmitirla como lo hace la autora de este magnífico libro.

miércoles, 18 de abril de 2012

BREVE HISTORIA DE LA CORONA DE ARAGÓN, de David González Ruiz



¡¡¡Desperta Ferro!!!

Esta es una historia épica. Una narración de hazañas y valor sin igual que un pueblo, el aragonés supo interpretar durante varios siglos. Una historia de riesgos, proezas, y valor, con un gran aprecio al bien común de una corona que supo ganarse el asombro y respeto de todo el mediterráneo por su perseverancia en el deber y por tener una fe inquebrantable en su destino. Esta es la historia de la Corona de Aragón, narrada por David González Ruiz como nunca se ha hecho, así que déjense llevar durante unos minutos por su imaginación y permitan a su intelecto conocer los grandes hitos históricos que esta noble corona ha jalonado durante cientos de años.

Si uno observa el devenir hispánico se dará cuenta que desde el comienzo de la Reconquista se han producido dos tipos de expansiones territoriales. Por un lado de Norte a Sur a través de ocho siglos hasta culminar con la caída de Granada y la defenestración total del Al-Ándalus en 1492. E igualmente existe otra expansión terrenal más allá de las fronteras, a lo ancho, hacia el Oeste (a cargo sobre todo de Castilla) y hacia el Este (con la Corona de Aragón al frente) en movimientos opuestos, que estiran las viejas costuras de esta piel de toro buscando uno la salida del sol y otro el ocaso de Helios. Pero hasta que Castilla pudo dar el salto oceánico, la Corona de Aragón ya lo había hecho muchísimos años antes asombrando con sus hazañas a propios y extraños creando un gran imperio hasta las mismísimas fronteras orientales. Que el proceso de reconquista fue culminado más prontamente por los aragoneses en verdad que no fue una contrariedad pues redundó sobre todo en una cohesión territorial más fuerte, con menos guerras internas, y también con una visión imperial más clara y esforzada que no conseguida mediante un sino favorable de ultima hora. David Gonzáles Ruiz en su obra Breve Historia de la Corona de Aragón nos habla de manera clara y apasionante a la vez de todo este periplo aragonés desde sus tímidos inicios a la sombra de la media luna en donde dos zonas colindantes Cataluña y Aragón estaban forzadas a convivir para crear el germen de la gran Corona que fue posteriormente. La caída cátara y la pérdida de parte del Norte de Aragón transpirenaico en Muret (1213), junto con el abandono total de la dependencia franca en el Tratado de Corbeil hace que Aragón se centre en la reconquista y comience a otear el horizonte levantisco soñando con levantar un Mare Nostrum en el que el color del mar y de los mismos peces lleven impresas las gloriosas barras rojas y amarillas, sol y sangre en el valor almogavar (temed la venganza catalana) y clarividencia en reyes de coronada testa.


A ritmo de desperta ferros y combates espectaculares, la historia de Aragón llega a una zona algo más calmada y para desgracia de sus ciudadanos más negra, pues aquellas glorias de Jaime I, de Pedro III el Grande, Roger de Flor y sus generales valientes, parecen haberse disipado con el rocío de la mañana pues en el siglo XIV y XV se sumerge, como gran parte de toda la Península Ibérica, en una época de crisis y pestes en donde gran parte de aquellos momentos parecen ocultarse detrás de los triste efluvios de la Muerte Negra y las sutiles alianzas dinásticas, culminadas en el duro Compromiso de Caspe. De éste saldrán reforzadas algunas personalidades, junto con  las temidas disidencias de otros partidarios catalanes, pero que alumbraran una figura colosal, Fernando II, que junto con otro titán de su época, Isabel de Castilla, sabrán llevar a España a su despertar como Imperio terrenal. Parece que junto con la anexión momentánea, siempre con el respeto de sus fueros e identidades propias, la Corona de Aragón tiene visos de extinguirse, pero aunque hay momentos de fricción durante el reinado de los Austrias se mantiene ese entente de respeto, roto desgraciadamente al final de esta dinastía con el levantamiento catalán contra las políticas del cuarto Felipe y su valido Olivares, y con la desastrada Guerra de Sucesión en el que un joven y “animoso” Felipe V, nuevo rey de una España borbónica, sabrá cobrar cumplida venganza a un territorio que quiso seguir siendo austracista. Con el decreto de Nueva Planta (1707-1715) se acabaron sus fueros y su independencia territorial engrosando ya en una anexión territorial central que nunca abandonará.


Pero aunque la Corona de Aragón, como tal, haya desaparecido siempre quedaran en nuestra memoria los grandes mitos de su tierra, desde el sabio y enigmático Ramón Llull, Jaime I el Conquistador que testado de dragón supo subyugar a la cimitarra mora, o los aguerridos y sufridos almogávares con Roger de Flor que fueron envidia de mílites allende los mares… y así hasta un largo etcétera que darán cuenta de la increíble historia en la que ha sido participe una gran parte de nuestra querida España y que David González Ruiz ha sabido transmitirnos en su libro de manera soberbia para ejemplo y enseñanza de personas.

martes, 17 de abril de 2012

GUADALQUIVIR, de Juan Eslava Galán



¡Prestad atención, porque mis palabras serán como sartal de perlas que adornen vuestros oídos!

¡Corred rápido! ¡Seguidme!, por esta calleja llegamos antes a la plaza. Me preguntas por qué quiero llegar con tanta prisa a la explanada que hay al lado del zoco. Pues te lo diré querido extranjero. Te he visto algo despistado cuando has entrado por la Puerta del Sol y te has asombrado de que tanta gente acuda con prisa a la plaza, y es por ello que has de saber que hoy, solamente un día a la semana, el ciego Muz Nahir, limosnero y rapsoda de profesión se sienta en el suelo sobre tierna alfombra persa, ayudado por su vigilante nieto,  nos cuenta una extraordinaria aventura. Desde hace unas semanas comenzó una que tiene a todo Toledo embobado. Te preguntarás cuál es el relato que nos tiene hipnotizado. Pues nada más ni nada menos que las tiernas e increíbles venturas y desventuras de dos jóvenes enamorados en el Jaén de hace un siglo, él un joven de la gran familia de los Nasr, Selim, y ella la bella y dulce Faye, que aunque corresponde con dulces zalemas a su amor tiene la desgracia de pertenecer a la estirpe gloriosa de los Dubyan, mortales enemigos de los Nasr.

¡Bendito sea Alá, el que vela por los olvidados y conduce a los despistados! ¿Todavía no te he contado el por qué nos emociona tanto esta historia? Te lo diré en un momento, mientras, toma asiento junto a mí en la esquina de los vendedores de especias, y me alcanzas (y palpas) con tu mano derecha, sin que te vea el comerciante, uno de aquellos higos tan verdes y frescos. Aunque  te parezca increíble, esta historia, que nos habla de aquellos tiempos en que el Miramamolín de Marraquex deseaba abrevar sus caballos en las pilas bautismales del Vaticano y en la que el entrechocar de sables y cimitarras eran continuos, fue escrita por un juglar castellano, de Andújar para más señas, llamado Juan Eslava Galán, el cual la había escuchado de otro ciego anterior que había conocido a los protagonistas. Por estas cosas veredes que esta ventura es real y sin fantasía alguna, ni inventos que podrían ofender al mismísimo Profeta. Este infiel quedó a gusto con la historia y desde aquel momento la transfirió a unos pliegos a los que llamó Guadalquivir, ya que todo lo que sucede allí tiene alguna relación con aquel bendito caudal el cual es tan bello que incluso podría hacer palidecer de emoción a cualquiera de los cuatro ríos del Paraíso donde se holgan y bañan con deleite aquellas huríes que nos esperan en el más allá. ¡Alá lo permita en su eterna sabiduría!


Veo que te empieza a interesar esta historia. La pena es que hoy es el último día y la narración principia a terminar. Pero no te preocupes, que yo te haré un sucinto resumen de lo que hasta ahora ha acontecido y que nos ha dejado con la boca abierta, haciendo que las moscas, que tan curiosas son, hayan hecho su agosto entrando y saliendo por el valladar de nuestros dientes. Pues bien, me daré prisa antes de que el ciego Muz Nahir comience y te chafe el final. No permitas que me distraiga porque si no no llegaríamos a tiempo a la oración de la tarde. Como ya te he dicho esta historia se desarrolla esencialmente en la fecha cristiana de 1212, y toda ella tiene como telón de fondo la infausta jornada de la Batalla de las Navas de Tolosa, donde las filosas espadas de los infieles dejaron ese día a cientos de viudas sin protección y a tantos hijos sin padres. A través de las venturas amorosas de dos familias enfrentadas podemos ver, como si una tela se descorriera, todo un mundo que nuestros abuelos desdentados conocieron: el esplendor almohade y su ruina; las luchas fronterizas entre cristianos y árabes de alto turbante que llevaron a abrir el cerrojo del Santo Reino; los odios y acechanzas de las clases superiores que perdieron la tierra que nos legaron nuestros ancestros; y los misterios que se esconden en los más recónditos parajes del Al Ándalus. Como te he dicho antes, mi querido viajero, no existe nada que se salga de la recta verdad, pues el juglar castellano supo muy bien afinar la realidad histórica a su pluma. Nada se sale de lo que el Profeta nos dio, nada es inventado, ni nada se sale de vereda. Y para que todo se haga digerible a cualquier estómago, y atrape a cualquiera que quiera dar una moneda al sabido recitador, si es que no está suficientemente atrapado como mosca en tela de araña debido a lo fascinante y ejemplarizante del relato, el autor de aquellos legajos que ves a su lado, lo ha aderezado, como buen aceite en ensalada, con algunas narraciones en que lo intrigante y policiaco se junta a la vez con algo más esotérico como la búsqueda del famoso tesoro por el que suspiran los tres hijos del árbol de Dios, La Mesa de Salomón ¡Espejo de sabiduría y Luz para creyentes! Sí amigo, lo exótico, lo amoroso, y lo prohibido se dan la mano en esta historia que aquel viejo chivo (espero que no me oiga porque sino me echa de la plaza con cajas destempladas) nos lleva regalando durante tantos días.

Nada falta aquí… pero ¡parece que va a empezar! Muz Nahir ya carraspea y echa un exabrupto a su lado, ágilmente esquivado por su nieto. La leyenda de amor entre Selim y Faye está a punto de terminar… ¿hallarán el tesoro prometido? ¿Podrán salvar sus sentimientos a pesar de las trabas familiares? ¿Sabremos más de aquel mundo tan fascinante de Las Navas?... Espero que sí. Mira, ya se levanta y con voz gutural procede a endulzar nuestro oído con la dulce miel de la leyenda. Amigo, si me quedara dormido antes de terminar, prométeme que me darás un codazo y me despertarás para contarme el final. Aunque lo dudo, pues lo venturoso de la narración lo impide.

¡Que Alá quede contigo!


miércoles, 11 de abril de 2012

BREVE HISTORIA DEL ESPIONAJE, de Juan Carlos Herrera Hermosilla



Un gobernante brillante o un general sabio que pueda utilizar a los más inteligentes para el espionaje, puede estar seguro de la victoria. (Sun Tzu)

El ser humano es sin ninguna duda el animal más curioso de la faz de la tierra. Le gusta el ámbito privado para sus asuntos propios, y aunque parezca increíble le sumerge en un mar de regocijo y morbosidad saber qué es lo que piensan nuestros vecinos, cuales son sus interioridades más secretas y cuales sus actos diarios. En cada uno de nosotros hay una pequeña portera de edificio, con una ansiedad de cotillear más fuerte que la racionalidad de nuestro cerebro. Ya lo decía Marco Aurelio que quien vivía pendiente del prójimo no tenía casa ni vida propia, y no se equivocaba lo más mínimo. Pero si esta situación diaria, a escala domestica, es un simple hábito animal, imagínense el ansia y los resortes que hay que mover para querer aprovecharse de los secretos más escondidos de otro país para beneficio propio. Ya no nos encontramos en un perímetro personal, diario, sino que el sentido de la curiosidad se eleva a escala nacional e internacional, la cual ha de ser controlada por los gobiernos y encauzada a través de una serie de personas audaces que alguna vez han decidido abandonar su propia seguridad e integridad en defensa de su país. Estas gentes, audaces y en muchos casos deseosas de gloria, son los agentes secretos gubernamentales o espías que se mueven en un auténtico juego de riesgo, honor y traición siempre rodeados de un halo de misterio y encubrimiento, siendo Juan Carlos Herrera Hermosilla el que ha querido inmortalizar en este mundo fascinante (como delirante fueron los bailes exóticos de Mata Hari) en su último ensayo titulado Breve Historia del Espionaje, editado por la editorial Nowtilus.


El lector ha de saber que este libro se mueve en dos niveles complementarios. Me explico: Juan Carlos Herrera nos habla de la historia del espionaje desde el principio de los tiempo (sí, hubo incluso espías hasta en el mismo interior de las cuevas pretéritas) hasta la sofisticación más modernista y tecnológica de las actuales agencias de investigación y espionaje de los gobiernos más poderosos de nuestro mundo, a saber CIA, CNI, ECHELON, MI6…sin olvidar el increíble y mítico despliegue de genialidad y riesgo internacional que hubo tras el Telón de Acero entre Estados Unidos y la URSS de la mano del enigmático y efectivo KGB y los escurridizos servicios de inteligencia americanos. Pero explicar solamente, de manera cronológica, como ha sido el espionaje a lo largo de los siglos, haría que esta narración quedara coja pues junto a las grandes agencias y sus modos de trabajar hay que añadirle los nombres inmortales de muchos espías que han dejado su sello inmortal en el devenir del tiempo, como Mata Hari, Ali Bey, Wilhelm Stieber, Garbo… y así hasta llegar a completar un elenco de maravillosos agentes que dejaron boquiabierto no solo al público más bajo con sus hazañas en los periódicos sino a sus propios gobiernos que los contrataban por su buenos trabajos de la misma manera que a los estados y personas que se habían dejado engatusar por la manera más hábil de nadar en el secreto. El espionaje y los espías, sus métodos y sus proezas particulares, los resultados y los enigmas que les rodearon. He ahí la verdadera esencia que ha de tener un ensayo de este tipo, y que gracias a Dios, hemos podido contar con el autor de esta obra para fusionar estas dos ramas inseparables y plasmar de manera brillante cuales fueron las bambalinas de la política internacional y quienes fueron las que las movieron en la sombra.

Breve historia del Espionaje es un libro que fascinará al lector de principio a fin, pues aunque la finalidad de este oscuro oficio siempre ha sido el mismo se dará cuenta que la manera de realizarlo ha variado desde la más simple y original hasta la más sofisticada y tecnológica. Desde la básica escítala espartana, pasando por los ocultos mensajes en partes insospechadas, hasta los potentes ordenadores y dispositivos móviles actuales, aquellas personas y gobiernos que querían saber qué había más allá de la colina, como muy bien dijo Wellington, han sabido dejarnos un relato increíble a través del barro de las trincheras y el champagne de las fiestas privadas en las que sacar un buen secreto fue la mayor hazaña de todas.


domingo, 8 de abril de 2012

EL TESORO OCULTO DE LOS LEONES


(Artículo aparecido en ABC el 08/04/2012)

Dos leones mesopotámicos custodian la guarida. Miden más de dos metros de alto. Uno mira hacia la izquierda y el otro a la derecha. La tradición popular los ha bautizado como Daoíz y Velarde, en memoria de los dos capitanes que se levantaron contra los franceses el 2 de mayo de 1808. Tienen las fauces medio abiertas y apoyan una de sus patas sobre lo que podría ser una bala de cañón. Tiene lógica. Los felinos que defienden la entrada al Congreso de los Diputados están realizados con el bronce fundido de los «cañones incautados al enemigo» durante la Guerra de Marruecos.

Estos dos ejemplares vigilan el palacete de la Carrera de San Jerónimo desde 1872. Pero al principio no estaban ellos. Los leones originales eran de yeso. El edificio se inauguró en 1850 y para entonces se encargaron dos figuras de este material que comenzaron a deteriorarse en un abrir y cerrar de ojos. La revuelta de O'Donnell en 1854 los dejó dañados de muerte y fue entonces cuando se decidió sustituirlos por los actuales. Desde entonces, Daoíz y Velarde moran a la entrada al Congreso. Un inmueble repleto de tesoros, misterios, anécdotas y obras de arte de incalculable valor histórico y emocional.
A espaldas de los leones se encuentra la entrada principal del palacio, cuya puerta regia —decorada con molduras y cartelas, y adornada con clavos cincelados— solo se abre cada cuatro años cuando los Reyes inauguran la legislatura, y en las jornadas de puertas de abiertas. El vestíbulo principal aguarda al otro lado.

 

Isabel II

Una estatua de mármol de Isabel II —bajo cuyo reinado se construyó el Congreso— recibe a los visitantes. Es una de las piezas más representativas de la escultura romántica, obra de José Piquer, y también de las más «viajeras». Originalmente se colocó en la entrada principal, pero con motivo de la revolución de 1868 se trasladó a los sótanos. Con la llegada de la II República, en 1931, se envió al Museo de Arte Moderno, y no fue hasta 1983 cuando volvió a ocupar su lugar original, donde se encuentra ahora. A sus pies, se exhibe un ejemplar de «la Pepa», sobre la mesa en la que en 1812 se firmó la Constitución que ahora celebra su bicentenario. La caja fuerte del archivo del Congreso guarda como oro en paño los originales de las ocho Cartas Magnas que se han redactado en la historia de España.


Tras la estatua de Isabel II se encuentra el primer gran misterio del palacio: una puerta secreta que da acceso a los sótanos. Existen miles de leyendas sobre el subsuelo del Congreso. La más repetida alude a una red de túneles que conectan el edificio con el hotel Palace, los Jerónimos, el Monasterio de las Descalzas Reales y el Palacio Real. Todo se sobredimensionó cuando aparecieron dos esqueletos «muy antiguos» en las obras de acondicionamiento de los bajos del hemiciclo. La tesis más probable es que pertenecieran a un osario del antiguo convento del Espíritu Santo, sobre cuyos cimientos se levanta el edificio.

Desde 2008, bajo la presidencia de José Bono, el Congreso trabaja en la restauración de sus sótanos. Solo una parte pequeña ya está concluida: la que se encuentra justo debajo del hemiciclo. Los trabajos persiguen devolver la zona a su aspecto original, llena de arcos de ladrillo visto, bóvedas y recovecos que llegan hasta el infinito y más allá. La intención del expresidente era transformar la zona para oficiar en ella sus comidas privadas, pero lo más probable es que se habilite como futura sala de exposiciones. Esta zona se había convertido en uno de los grandes misterios del Congreso. Hasta ahora. ABC ha sido el primer medio que ha podido bajar y comprobar in situ el estado de los trabajos.
El hemiciclo es el corazón del Palacio. Pocos misterios alberga una de las salas más fotografiadas y filmadas por los medios. Ni siquiera sorprende ya la marca de los casi cuarenta disparos que se hicieron durante el 23-F alojados en su techo. Hay balazos por todos los sitios. En una rejilla del aire acondicionado, en la tribuna de prensa, junto al palco de honor, entre los frescos... Los rectores decidieron no repararlos para que nadie olvidara aquellas horas de 1981 que pudieron cambiar la historia de España. Solo uno de los tiros tuvo que ser restaurado al impactar en la cristalera-lucernario del techo, que amenazaba con romperse.


De aquella noche, todo el mundo recuerda la actitud de Adolfo Suárez. El entonces presidente del Gobierno fue sacado a la fuerza por los militares y «encerrado» en el cuarto de ujieres. Esas cuatro paredes son testigos de la discusión que el dirigente tuvo entonces con Antonio Tejero:
—Suárez: ¡Explique qué locura es esta!
—Tejero: ¡Por España, todo por España!
—S.: ¡Qué vergüenza para España! ¿Quién hay detrás de esto? ¿Con quién puedo hablar?
—T.: No hay nada de que hablar. Solo debe salir.
—S.: ¿Pero quién es el responsable?
—T.: Todos, estamos todos.
—S.: Como presidente le ordeno que deponga su actitud.
—T.: Usted ya no es el presidente de nadie.
—S.: Le ordeno...
—T.: Yo solo recibo órdenes de mi general.
—S.: ¿Qué general?
—T.: No tengo nada más que hablar.
—S.: Le insisto, soy el presidente...
—T.: No me provoque.
—S.: ¡Pare esto antes de que ocurra alguna tragedia, se lo ordeno!
—T.: Usted se calla. Todo por España.
—S.: Le ordeno...
—T.: Cállese y siéntese..
La conversación fue recogida por el único ujier que se encontraba presente. Años después se la reveló a Alfonso Guerra.

La presidencia del Congreso, en el hemiciclo, está ubicada donde antiguamente se encontraba el altar del convento del Espíritu Santo. Jesús Posada está «flanqueado» por dos estatuas de los Reyes Católicos. Isabel a su derecha y Fernando a la izquierda. Junto a ellos, los dos cuadros que nadie debe dejar pasar por alto: «María de Molina presentando a su hijo Fernando IV niño a las Cortes de Valladolid de 1295», obra de Antonio Gisbert (1863) y «El juramento de los primeros Diputados a Cortes en 1810 en la iglesia Mayor Parroquial en la isla de León», de Casado del Alisal (1862).
Como no podía ser de otra forma, el Palacio de las Cortes también tiene sus cariátides. Se alzan en el Salón de Conferencias y son de mármol de Carrara. Son cuatro y representan las Ciencias, el Comercio, la Marina y la Agricultura.


Pinturas, tapices y relojes

El recinto original es un auténtico museo. Posee una colección de más de ochenta cuadros, veinte esculturas, catorce tapices y unos cinco relojes de incalculable valor. Todo ello rodeado por 9.950 metros cuadrados de alfombras, que solo se retiran cuando llega el verano. De entre todo el patrimonio destaca el reloj astronómico de Alberto Billeter (1857). Se encuentra en una de las salas escritorio junto al hemiciclo. En su época alcanzó una gran fama por su complejidad: muestra el Sol, la Luna, la Tierra, las cuatro estaciones, los signos del zodiaco, así como un calendario con día, mes y año, la hora en España y en otras veinte capitales, además de la hora en que sale y se pone el sol, incluyendo también termómetro, barómetro e higrómetro. Tiene cuerda para tres meses, pero el relojero de la Puerta del Sol viene cada viernes para revisar su estado.

 

Destaca también una mesa de estilo imperio, que se encuentra en el Salón de Conferencias. Según cuenta la tradición, se trata de un regalo de bodas del zar Nicolás I a Isabel II, que decidió donar al Congreso. Cuenta con adornos de bronce y nácar, y un tablero de ágata.
El palacio conserva el ascensor que solo utilizaba la Reina cuando asistía a las Cortes. Está en el lateral que da a la calle Fernanflor. De madera de caoba y forrado de moqueta por dentro, cuenta con una pequeña butaca para que ella pudiera sentarse cómodamente mientras el aparato ascendía las tres plantas, donde se encontraba el palco real. Junto al ascensor, una pared de espejos que sorprendentemente se abre cuando uno se acerca a menos de un metro de ella. Descubre otro pasadizo que baja al sótano del Congreso. Una nueva ruta que alumbra la teoría sobre las conexiones subterráneas del palacio de las Cortes con el resto de edificios ilustres de la capital. Más de uno —dicen— la utilizó para dormir en el hotel Palace sin ser visto.




sábado, 7 de abril de 2012

EL MISTERIOSO CASO DE LA PESTE NEGRA, de Eduard Mira



Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto ser viviente que decía: "Ven" / Miré, y vi un caballo bayo. El que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades lo seguía: y les fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad y con las fieras de la tierra. (Apocalipsis 6,7 y 6, 8)

Junto con la guerra, el hambre y la locura, uno de las mayores desgracias que puede recibir la humanidad a modo de duro escarnio del destino es la peste. Una fuerza invisible y sin piedad que arrebata el hálito último de vida a cualquier ser querido sin respetar rango o clase social siempre ha provocado un miedo primario y más aun si no es una enfermedad que se lleve a al otro mundo a una docena de inocentes sino a más de un tercio de la población europea. El hombre ve como la Muerte, la Señora de la Guadaña señorea por los campos y ciudades allá por donde pise. Este sentimiento de condenación y frustración ante el destino dio como consecuencia montones de alegorías y cuadros pictóricos en el que los ejércitos de la Muerte reinan por encima de la humanidad. Todas aquellas sensaciones y calamidades la sufrieron en el siglo XIV en gran parte de Europa debido a la famosa Peste Negra que tuvo su mayor incidencia entre 1347 y 1453 llevándose por delante más de 25 millones de personas en cualquier país fueran estos simples villanos como fuertes y poderosos reyes. La peste no respetó nada. Aunque hoy sabemos que esta pestilencia es producida por la bacteria Yersina Pestis, las gentes de la Baja Edad Media no sabían los motivos de aquella calamidad que les azotaba y que había sido traída desde Messina por marinos genoveses procedentes de Caffa. Es por ello, que ante tal desconocimiento echaran las culpas de sus desgracias a la falta de religiosidad, o a los mayores enemigos en esos momentos del cristianismo: los judíos. Se les acusó de haber intoxicado el aire con su sola presencia y de haber envenenado los pozos para perdición de buenos cristianos. Esta locura sin razón provocó, a pesar de haber voces eminentes en contra de religiosos y sabios de la época, un buen número de pogromos que llevaron a la extinción a buena parte de la comunidad judía.


Pues bien, toda esta sin razón y miedo ante la muerte esta descrita en la última novela de intriga y misterio de Eduard Mira, titulada El misterioso caso de la Peste Negra, con la que inaugura un nuevo ciclo que bajo el sobrenombre “Aventuras y desventuras de Godofredo Chaucer” augura un buen número de novelas detectivescas ambientadas en la Edad Media que hará las delicias de todos los amantes de thrillers y secretos ambientados en aquellos años en donde lo mítico se fundía con la realidad histórica sin ningún problema. Mediante un estilo que rememora la escritura de la época, esta novela nos habla, alternando diferentes tipos de narración con fórmulas epistolares, de como el curioso Godofredo Chaucer, futuro compositor de la obra capital Los cuentos de Canterbury, recibe unas misteriosas y encriptadas cartas por parte de un amigo continental de origen sefardita en la que no solo habla sobre la peste que azota el mundo sino también turbios asuntos que intrincan de manera peligrosa a gran parte de países europeos. A partir de ahí el inteligente Chaucer y su fiel y pícaro sirviente Corbino estarán envueltos en un juego peligroso por descubrir los orígenes de la Peste Negra haciéndoles descubrir también la cruda realidad que hay detrás de grandes potencias como son Inglaterra, la Corona de Aragón junto con Sicilia, Cerdeña y Nápoles, y otros estados mediterráneos, incluidos la abigarrada y fascinante ciudad de Constantinopla o los misteriosos que existe en el rincón más recóndito de Asia.



 El misterioso caso de la peste negra, no es un mera novelita de intriga con soluciones fáciles ni fantasiosas sino que junto con unos ambientes y recreaciones históricas bien logradas, y un lenguaje rico, sensitivo a modo de escritura arcaica, hacen de ella un thriller de primera calidad que junto con las siguientes entregas la convertirán en un epítome de este tipo de literatura detectivesca. En un mundo en el que el espionaje y su correspondiente contraespionaje entre reinos enfrentados están a la orden del día (recordemos que estamos en plena Guerra de los Cien Años),las luchas entre religiosos (Cisma de Occidente) son un verdadero problema mundial, y las revueltas sociales, junto con la terrible peste, parecen condenar a la humanidad al desastre, nuestros dos protagonistas Chaucer y Corbino se desenvuelven en él con exquisita habilidad para resolver los más intrincados misterios y hacer saltar los más arcanos mecanismos de poder de una manera magistral. Eduard Mira vuelve a resucitar un tipo de literatura que en los últimos tiempos se había llenado de arquetipos y clichés, haciendo que las personas que se habían alejado de los thriller históricos por su baja calidad vuelvan a ellos para volver a descubrir una escritura de calidad, trufada de rigurosidad histórica, y un estilo nuevo y fresco que hará que el lector sienta de nuevo aquellas aventuras temporales que tanto le hicieron gozar.

¡Mi hermano, mi hermano! ¿Qué he de decir ahora? ¿Adonde iré? Hay dolor, el temor cunde por todas partes. Quisiera no haber nacido o haber muerto antes de estos tiempos. ¿Cuándo se habían visto tantas casas vacías, tantas ciudades desiertas, campos en los que no caben los cadáveres, y esta soledad horrible y universal que envuelve al mundo entero?
(Petrarca dirigiéndose a su hermano que era el único que había sobrevivido en una orden religiosa de 35 miembros)


viernes, 6 de abril de 2012

BREVE HISTORIA DE BABILONIA - Juan Luis Montero Fenollós




 
 

Ninguna ciudad de la Antigüedad fue tan deseada y temida, admirada y deshonrada, devastada y reconstruida como esta.

 

Si alguien quiere saber o sentir cual es el embrujo y la fascinación de aquella ciudad, de aquella gran metrópoli, capital de la Tierra de los Dos Ríos, le sugiero que como muestra vea durante unos minutos la película Alejandro, dirigida por Oliver Stone y estrenada en 2004 en todos los cines. Alrededor de una hora de visionado, y tras la sangrienta batalla de Gaugamela, podemos observar al victorioso mito macedonio entrando con sus tropas en la abigarrada y esplendida Babilonia seguido de sus falanges, enhiestas sarisas en ristre, para caer a continuación cautivos de sus magnificencias. A vuelo de cámara podemos ver una representación de una ciudad titánica, enorme en su tamaño e increíble en el diseño, por la que aquellos macedonios, antiguos y simples pastores del norte de Grecia, tanto habían soñado con conquistar. ¿Por qué esta fascinación? ¿A qué es debido este anhelo de poseer aquel milenario lugar? Tiene una sencilla explicación. Para nosotros, hombres de la modernidad, el conocimiento que tenemos de las ciudades antiguas como Roma, Atenas o Alejandría es enorme. Sabemos de su historia, construcción, disposición de cada calle, esquina y alma que alienta cada centímetro de perímetro o pomerium. La arqueología ha ayudado en extremo ha saber como eran aquellas megalópolis, pero por desgracia parece ser que hoy en día, aun no tenemos muy clara la historia de la gran ciudad de Babilonia, terreno inmortal, hogar de dioses que fue durante bastante milenios el centro neurálgico de el Próximo Oriente y gran parte de Asía y por la que han transitado pueblos como, a parte de los babilonios, asirios, acadios, amorreos, kasitas… y así hasta un buen numero de ellos. Esta discriminación frente a otras ciudades tal vez es debido, por el mismo motivo que las anteriores pero al revés, es decir a que el mundo arqueológico todavía esta desvelando la historia de esta ciudad y gran parte de los hallazgos o bien son muy enigmáticos e incompresibles o bien son poseídos todavía por una mezcla de leyendas y mitos religiosos difíciles de desentrañar. Pero quitando este hecho, Babilonia en la antigüedad suponía todo un sueño de magnificencia más elevado que las simples ciudades del Mediterráneo. De ella se hacían lenguas griegos, egipcios, y hebreos pues gran parte de su historia se halla en el Antiguo Testamento (¿quién no recuerda la dispar Torre de Babel (Etemenanki) los lujuriosos Jardines Colgantes de Babilonia, o el triste éxodo judío a aquella ciudad en tiempos de Nabucodonosor II?) siendo  por ello que incluso en la Edad Media muchos viajeros rastrearan sus ruinas buscando aquellos religiosos lugares para volver a resucitar la palabra escrita.

 

Rescatar la historia de la capital de Mesopotamia es uno de los grandes retos del mundo moderno, y es por ello que libros como Breve Historia de Babilonia, del profesor de historia antigua y arqueólogo Juan Luis Montero Fenollós no es que sean necesarios, son esenciales para comprender todo el periplo vital que tuvo desde su segunda fundación por parte del mítico rey amorreo Hammurabi hasta su caída en el 539 a.C en el que el rey aqueménida Ciro el Grande acabó con su independencia, pasando a formar parte del emergente imperio persa como una provincia más, trasladándose su capitalidad ciudades como Susa o Persépolis. A lo mejor el carísimo lector si ha seguido esta lectura con detenimiento se habrá dado cuenta de que he hablado de una “segunda fundación” de Babilonia. Esto es debido a la problemática cronología que envuelve toda la historia de la ciudad. La historia de Babilonia se puede dividir en varios campos, un oscuro prologo en el que supuestamente fue fundada la ciudad allá por el 2217-2193 a.C no teniendo noticias fiables hasta el llamado periodo Paleobabilónico (1894-1595) en el que destaca por encima de todo la figura de Hammurabi, el cual engrandeció la capital hasta convertirla en cabeza principal de toda Mesopotamia. A partir de ahí se suceden otros periodos como el Mediobabilónico (1595-1026 a.C) en el que se alternan las dinastías kasitas con la dinastía Isin en el que ya aparece el rey Nabucodonosor I; desde esta ultima fecha se suceden altos y bajos en la ciudad siendo ocupada en diversas ocasiones por otras potencias como los asirios (periodo Neobabilónico inicial 1026-626 a.C) hasta que Babilonia se sacude el yugo de Nínive y se yergue de nuevo ante los demás pueblos como amo y señor de ellos encarnándose aquel poder en personajes como Nabucodonosor II o el misterioso y místico Nabonido (periodo Neobabilónico clásico 626-539 a.C) Parece que el mito de Babilonia va a ser eterno no teniendo rival en la faz de la tierra, pero a partir de aquí empiezan a surgir en sus fronteras grandes imperios que harán que el sueño de aquella metrópolis caiga en el olvido hasta que los curiosos medievales que buscan la verdad bíblica y los arqueólogos franceses, ingleses y sobre todo alemanes de la mano del eminente Robert Koldewey la rescaten del pesado manto del olvido. En este último periodo (Tardobabilónico y Postbabilónico) Babilonia va de mano en mano, pues primeramente será conquistada por Ciro y su imperio persa, perdiendo de esta manera su autenticidad genealógica y capital, para después caer en manos de aquel autentico titán de la historia, Alejandro Magno, que lo convirtió temporalmente en la capital de su sueño helenístico, siguiendo con regencia seleucida comenzada por uno de los compañeros de Alejandro, Seleuco (que fundo Seleucia), y terminando con los partos y sasánidas en el siglo VII a.C, los cuales dejaron ya una tierra irreconocible en la que ya no quedaban enfrentadas frente al horizonte aquellas magníficas murallas de barro verde y azul brillante, aquella maravillosa Puerta de Ishtar con sus fieros leones y complicados dragones mushjushu, , ni los famosos templos ni zigurats que alguna vez la convirtieron en la mayor ciudad de la antigüedad.

 

Juan Luis Montero Fenollós sabiamente ha establecido una división clara en esta obra, y a la vez complementaria. Por un lado nos enseña con una erudición y rigurosidad fulminante la historia cronológica de Babilonia desde sus míticos comienzos hasta su caída en el polvo histórico allá por el siglo VII d.C. La sencillez con la que narra cada etapa es fascinante, enganchando al lector desde el comienzo haciéndole descubrir y vivir el día a día de aquella ciudad pues no solamente se centra en desarrollar cronológicamente los hechos más importantes que han jalonado el tiempo de esta metrópolis sino que lo acompaña de información sobre la religión que los babilónicos profesaban, como la adoración de su dios Marduk, el ritmo de vida de la sociedad y como estaba estratificada, o la ordenación y plasmación judicial de sus leyes, atendiendo sobre todo al famoso Código de Hammurabi. Este divulgativo ensayo sobre todo tiene la finalidad de mostrar al lector la historia de Babilonia acercándonos narraciones apasionantes como la historia de la Torre de Babel, o figuras indescriptibles como el  ya mencionado gran creador de códigos legales y ensalzador de Babilonia, Hammurabi (1792-1750 a.C), el conquistador Nabucodonosor II (605-526 a.C) tan famoso en el Antiguo Testamento pues conquistó Jerusalén y llevo a todo un pueblo a triste exilio, o el legendario Gilgamesh que de forma epopéyica nunca quiso morir, descubriendo al final que la inmortalidad solamente es un privilegio de los dioses.

 

Si uno viaja actualmente a la conflictiva zona de Irak, al país de Tigris y el Éufrates no podrá observar mucho de donde estuvo la mágica Babilonia. Algún rastro que otro dejado por la arqueología, por el paso del tiempo y por el pastiche moderno que quiso construir Sadam Hussein, pero si se sube a una colina al atardecer y mira con ojos soñadores el horizonte tal vez pueda sentir con los ojos cerrados y el corazón sosegado que todavía bajo tierra el pulso de aquella ciudad todavía late, esperando que alguien la rescate del tiempo para devolver a la humanidad todos sus secretos e leyendas todavía escondidas. Pero si no tiene posibilidad de transportarse físicamente a aquellos sitios, no se preocupe ni desespere, pues gracias a Juan Luis Montero Fenollós y su fascinante obra Breve Historia de Babilonia, tiene la posibilidad de viajar mentalmente allí y sentir en todo su ser la increíble crónica de una ciudad que ha desafiado a la eternidad para siempre.